Desde que empecé a tener conciencia del mundo circundante, se dio en mÃ, ese comportamiento inquisitivo natural llamado curiosidad por los bosques, formaciones de rocas y lo que en ese entonces eran grandes montañas. Pude haber tenido 5 o 6 años cuando, por vez primera, mi madre me llevó a conocer el valle de Antón y quedé prendada como cualquier niño de las charcas y anonadada de los colores magnÃficos de aquellos seres increÃbles, como aves del paraÃso, que habitaban en el NÃÂspero. De regreso a ese viaje, prácticamente babeaba viendo el paisaje circundante, y recuerdo claramente cómo me dije a mi misma que querÃa ser grande para poder subir esas rocas que décadas después entenderÃa que se nombraban peñones en Campana.

DescubrÃà Santa Fe de Veraguas en un reportaje de alguna revista que mi padre llevaba a la casa, y de inmediato dije: ¡carajo! Apenas tengo 13 y falta mucho para ser mayor de edad y poder caminar esos senderos¦ Uff! No saben cuánto me maldije cada vez que mis compañeros de escuela se iban “pal interior” y yo no podÃa pues simplemente no tenÃa familia en el interior del paÃÂs, pues es neta de Arraiján. El pecho se me achicaba cuando veÃa el Trinidad, jamás imaginarÃa siquiera que fuese a llegar a su cima.
Ahora, en mi década de los 20s, Santa Fe se ha convertido en mi Talón de Aquiles: prácticamente un sitio en el que me gustarÃa vivir.
Tiene todo: cerros, cascadas inmensas y otras personales, a pocos kilómetros de una costa virgen, con una gran producción de café además de orquÃdeas y con uno de los parques nacionales que abarca 5 biomas sobre las vertientes del PacÃfico y del Atlántico.
Esta vez, 3 dÃÂas en el paraÃso sirvieron para conocer demasiado y en este post les contaré la magnifica experiencia de Cascada El Bermejo.


En Santa Fe hay muchos hostales y hoteles e incluso cabañas que puedes alquilar para pasar tus dÃas a precios módicos; nosotros nos quedamos en el Hotel Santa Fe (954-0941) en donde el alojamiento es muy bueno, además de que ofrecen comida y bebidas. En ese mismo hotel, puedes hablar con el guÃa Edgar Toribio, que conoce Santa Fe como la palma de su mano y es el más adecuado en caso de que no te sientas seguro de irte en busca de algún sendero o cascada, ya que no todas son de fácil acceso. En el hotel Santa Fe también puedes solicitar un mapa del Ãrea.

El sendero toma hasta el chorro una media hora a paso normal. Pero lo puedes hacer en 20 minutos si estás acostumbrado a caminar. Para personas mayores pueden hacerlo fácilmente en una hora. Es un sendero limpio, marcado, de dificultad baja pues es en descenso y desde la entrada del trillo es 1km y medio en donde encuentras vistas muy bonitas de los cerros que rodean el sitio, además variados arboles de mandarinas con las cuales te puedes refrescar.

Cuando fuimos nos topamos con muchas aves y apreciamos el vuelo de gavilanes “Cara cara” que rondaban el área. El bajareque nos daba la bienvenida al rÃo, que ya escuchábamos asàcomo los gritos de algunos turistas que iban delante. Cinco especies de mariposas Morpho merodean por el Parque Nacional Santa Fe, y sobrevuelan de manera especial las fuentes de agua. Prestando atención de seguro te encuentras con insectos sacados de alguna pelÃcula de ficción.

El Bermejo es una impresionante caÃda de agua que se desplaza por bloques rocosos heterométricos cuyas dimensiones impactan al más displicente de los espectadores. El rÃo Bermejo alcanza unos 10 kilómetros de longitud, desde su nacimiento en la Cordillera Central a unos 1400 metros sobre el nivel del mar, hasta su desembocadura en el rÃo Mulaba, a 400 m.s.n.m. Su avance es tan rápido y vertiginoso, sobre un terreno discordante que, a su paso origina un sistema de espectaculares cascadas.
Es impresionante, más alta de todo lo que aparecÃa en fotos. Básicamente solo se puede tocar el último chorro pero pudimos divisar que arriba hay dos chorros más de mayor tamaño, para subir se necesitan cuerdas y equipo de rappel. Definitivamente, un espectáculo precioso de fuerza natural etéreo conformado por masas de agua, un prodigio natural.
Luego de disfrutar por horas enteras de sus aguas, decidimos regresar pues empezó a llover y la cascada se puso bravÃÂa y mucho más fuerte de lo que vimos al llegar.
Si subiste el camino en taxi, recomiendo bajar hasta el RÃÂo Mulaba a pie, y asàdisfrutar de las vistas, de la etnografÃa del lugar, la amabilidad de la gente y quien quita, puedes bajar hasta el rÃo a conocer y terminar de pasar el dÃa.
Santa Fé es más que una aventura, se convierte en algo que te sale por los poros, un sitio del que definitivamente, no te quieres ir.
Recomendaciones:
- Llevar agua y comida pues en el camino no hay abarroterÃas.
- Zapatillas cómodas y bolsa ligera.
- Repelente contra insectos.
- Bolsa ziploc para cámaras o artÃculos electrónicos.
Gracias por la información. Una más que visitaré.