Chorro Los Algarrobos de Chicá, Chame
mayo 7, 2010 • Chorros y Cascadas, Panamá Oeste, Provincia de Panamá • Comments
Decidimos irnos en búsqueda de los “Algarrobos†un charco del cual todo el pueblo de Chicá se enorgullece.
Chicá se encuentra en la provincia de Panamá, distrito de Chame, cerca de el Parque Nacional Altos de Campana, por el cual entramos, y nos fuimos directo a el mirador de Los Mandarinos en el poblado, el cual queda después de pasar la escuela pública del lugar.
A eso de las 7am ya estábamos ahà y nos recibieron dos hermosos tucanes que jugaban volando sobre los árboles, haciendo paradas sobre algunas ramas; una ardilla blanca nos confundió al hacernos pensar que era un mono, unas Eufonias Coroniamarillas buscaban entre unas ramas pedazos para hacer su nido, una Reinita Amarilla se burlaba de nosotros desde el árbol de mandarinas, de repente una Elenia Penachuda se posó justo sobre nuestras cabezas esperando ser fotografiada, mientras un Gavilán de ojos rojos descansó en una rama del árbol de en frente por bastante tiempo.
ParecÃa como si el tiempo se hubiese detenido en ese instante y los animales desearan saludarnos sin miedo. Le alquilamos los binoculares a el Sr. de los Mandarinos y vimos Cerro Negro, el Cerro Picacho, Buena Vista de Chame, Bejuco, Altos del MarÃa, la Finca de OrquÃdeas Loma Linda, también una curiosa casita que parecÃa tener una hortaliza en frente.
Vimos un puente rural y un señor nos dijo que era por ahÃ, y agregó que solo eran 15 minutos caminando hasta los Algarrobos. Iniciamos la caminata sin nada de equipo, pues no estaba en nuestros planes enlodarnos.
Y caminamos más de 15 minutos a buen paso. Vimos algún caballo, alguna ardilla, y seguimos caminando hasta llegar donde el camino se dividÃa. Karla y Max caminarÃan por la derecha, Leo y yo por la izquierda y si veÃamos rÃo gritábamos para avisar, ¡vaya modo!
Al entrar en este camino Leo y yo vimos de cerca la casa que ya habÃamos visto llena de hortalizas desde el mirador, de repente pasó un señor con dos caballos y nos dijo que estábamos a punto de llegar a Buena Vista, habÃamos caminado mucho. Nos dijo que Los Algarrobos estaba en el otro camino, asà que caminamos de vuelta y ya venia Max a buscarnos pues habÃa encontrado el rÃo que en realidad era un charquito nada profundo en el que tomamos un baño pensando que eran Los Algarrobos.
Un rato después paso otro señor en su caballo y nos dijo que Los Algarrobos estaba cerca de allÃ, que nos darÃamos cuenta al verlo y entonces decidimos caminar un poco más.
Ãbamos todos mojados sobre las piedras y de repente, una serpiente pequeña me pasó entre las piernas, nos asustamos y más yo, acepto, pues la serpiente prácticamente me rozó.
Con un poco de miedo seguimos caminando y empezamos a oÃr agua cayendo y de repente no habÃa más camino sino una caÃda de agua hermosa, una charca visiblemente profunda que invitaba al esparcimiento, y sin pensarlo más mandamos a Karla adelante a probar la profundidad, estaba honda, OH Si! El agua fresca, verde…pero hicimos tanta revoltura que la pusimos chocolate, el chorro era de unos tres metros y hasta allá fuimos a darnos los masajes naturales.
Mas tarde llegaron unos lugareños e hicieron tremendos clavados en el charco, unos niños aprendÃan a nadar y nos contaron sus aventuras; debe ser muy divertido vivir en un lugar como Chicá.
De regreso vimos un centenar de sapitos negros saltando de un lado a otro, huyendo de nosotros, parecÃan acabados de pasar alguna etapa de su metamorfosis. También nos topamos con chinches rojos y un “meracho†Basiliscus basiliscus.
Este es solo uno más de esos lugares que ni nos imaginamos que existen, mucho más los capitalinos. Es hermoso ver como los lugareños de Chicá se preocupan por sus rÃos y quebradas, sin miedo a invitarnos a ellas, confiando en nuestro sentido de responsabilidad con el medio ambiente. Tantas especies en un solo dÃa es mágico verlas de manera silvestre, pero ellas mismas saben cuando no recibirán ningún daño y salen a mostrarnos sus virtudes.