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Lo prometido es deuda y quedamos con Menchaca en dar a conocer su hermosa finca, ubicada al final de Chicá, bajando la calle que conduce hacia Bajo del RÃÂo, a mano derecha.
Con paisajes chameros y árboles frutales, nos recibe ParaÃÂso Escondido, un sitio para pasarla relajado,àacampando o acostado en una hamaca, disfrutando de un sancocho o un arroz con guandú.
Abajo nos esperan las cascadas El Guabitoày la del Buey, que constituye un cañón de decenas de cascadas y charcos.
En la noche, amarre bien su casa de camping, pues el viento sopla fuerte. Imprescindible siempre una buena fogata, con ramas secas y fáciles de conseguir en los alrededores de la finca.
No olvides el chocolate caliente o el vino; los malvaviscos o picadas, pues el espectáculo nocturno te espera. Miles de luces del lado PacÃÂfico se encienden y apagan en un baile singular.
Allá a lo lejos, Coronado, con su ahora selva de cemento y acá abajo El Nanzal de donde salen de los ranchos, el humo de los fogones.
A eso de las 7am ya estábamos ahày nos recibieron dos hermosos tucanes que jugaban volando sobre los árboles, haciendo paradas sobre algunas ramas; una ardilla blanca nos confundió al hacernos pensar que era un mono, unas Eufonias Coroniamarillas buscaban entre unas ramas pedazos para hacer su nido, una Reinita Amarilla se burlaba de nosotros desde el árbol de mandarinas, de repente una Elenia Penachuda se posó justo sobre nuestras cabezas esperando ser fotografiada, mientras un Gavilán de ojos rojos descansó en una rama del árbol de en frente por bastante tiempo.
Vimos un puente rural y un señor nos dijo que era por ahÃÂ, y agregó que solo eran 15 minutos caminando hasta los Algarrobos.àIniciamosàla caminata sin nada de equipo, pues no estaba en nuestros planes enlodarnos.
Y caminamos más de 15 minutos a buen paso. Vimos algún caballo, alguna ardilla, y seguimos caminando hasta llegar donde el camino se dividÃÂa. Karla y Max caminarÃÂan por la derecha, Leo y yo por la izquierda y si veÃÂamos rÃÂo gritábamos para avisar, ávaya modo!
Al entrar en este camino Leo y yo vimos de cerca la casa que ya habÃÂamos visto llena de hortalizas desde el mirador, de repente pasó un señor con dos caballos y nos dijo que estábamos a punto de llegar a Buena Vista, habÃÂamos caminado mucho. Nos dijo que Los Algarrobos estaba en el otro camino, asàque caminamos de vuelta y ya venia Max a buscarnos pues habÃÂa encontrado el rÃÂo que en realidad era un charquito nada profundo en el que tomamos un baño pensando que eran Los Algarrobos.
ÃÂbamos todos mojados sobre las piedras y de repente, una serpiente pequeña me pasó entre las piernas, nos asustamos y más yo, acepto, pues la serpiente prácticamente me rozó.
Con un poco de miedo seguimos caminando y empezamos a oÃÂr agua cayendo y de repente no habÃÂa más camino sino una caÃÂda de agua hermosa, una charca visiblemente profunda que invitaba al esparcimiento, y sin pensarlo más mandamos a Karla adelante a probar la profundidad, estaba honda, OH Si! El agua fresca, verdeââ¬Â¦pero hicimos tanta revoltura que la pusimos chocolate, el chorro era de unos tres metros y hasta allá fuimos a darnos los masajes naturales.
Mas tarde llegaron unos lugareños e hicieron tremendos clavados en el charco, unos niños aprendÃÂan a nadar y nos contaron sus aventuras; debe ser muy divertido vivir en un lugar como Chicá.
Este es solo uno más de esos lugares que ni nos imaginamos que existen, mucho más los capitalinos. Es hermoso ver como los lugareños de Chicá se preocupan por sus rÃÂos y quebradas, sin miedo a invitarnos a ellas, confiando en nuestro sentido de responsabilidad con el medio ambiente. Tantas especies en un solo dÃÂa es mágico verlas de manera silvestre, pero ellas mismas saben cuando no recibirán ningún daño y salen a mostrarnos sus virtudes.
Desde cuando uno viene por la carretera de Chorrera, hasta Capira puedes ir viendo el Parque Nacional Altos de Campana y sus cerros, con simplemente prestar un poco de atención puedes ver Cerro Campana (1,007 m.s.n.m), y Cerro Trinidad (969 m.s.n.m).
Cuando ya vas encaminado en la carretera hacia Altos de Campana, puedes ver a lo lejos el paisaje sacado de algún capitulo de “Heidi”, las formaciones rocosas, la BahÃa de Chame, con sus impresionantes manglares que cubren la boca del rÃo del mismo nombre y que crean una forma que para mi es como una pata de gallina.
Cómo llegar:
Antes de iniciar tu caminata debes…
Es necesario pasar por la caseta de Mi Ambiente, Antiguo ANAM, registrarte y dar por hecho que vas a estar en los senderos. El costo por entrada al parque para persona nacional es de 3$ y extranjeros 5$. Para acampar debes pagar 5$ por camping (actualmente deshabilitado 2022)Â y hay varios sitios donde puedes hacerlo. No te salgas de los senderos pues te puedes perder.
GeomorfologÃÂa
Se trata de una extensión de la formación Ãgnea del volcán del Valle de Antón. Su pasada acción volcánica queda claramente reflejada en su quebrado relieve en el que se observan espectaculares acantilados, campos de lava, capas volcánicas y otras numerosas manifestaciones que hablan de un pasado geológico súper intenso.
Las temperaturas palpables van entre 20° y 24° grados centÃÂgrados, mientras que las precipitaciones superan los 2,500 milÃmetros cada año, o sea un área verdaderamente privilegiada.
NO ESTOY, el nombre de la finca por donde esta el camino hacia el Cerro la Cruz y el nombre se ve desde la carretera, es allà mismo donde te debes bajar y empezar a caminar, en ese mismo lugar es donde se dejan los autos.
Mas adelante nos topamos con un letrero pequeño y no descifrable, que estaba en medio de dos caminos, yo sugeràel camino de la izquierda, que subÃa más aún y en el cual el clima se fue haciendo mas templado y húmedo, frÃo. Los árboles nos encerraron en oscuridad y el lodo se hizo más fangoso y fue allàdonde nos dimos cuenta que no habÃÂa mas camino, asà que estábamos en el camino equivocado. ¿Perdidos? Lo tomamos con calma, era el camino hacia el Cerro Campana, uno de los más altos de la región.
Llegamos donde habÃamos visto antes aquel letrero y al caminar hacia el sendero de la derecha vislumbramos unas barandas color verde que iban en bajada, denotaba que nadie lo usaba, de hecho, nunca vimos gente en todo el camino
Ya estábamos sucios asà que lo de las barandas lo tomamos como algo muy divertido y prácticamente nos deslizamos por ellas hasta llegar a un claro. Estábamos en pleno febrero, pero allá arriba el rocÃo y la humedad mantienen todo mojado.
Seguimos subiendo lo que ya representaba lo último, llegamos a una parte donde tenÃamos que pasar por encima de algunas piedras y entonces vimos la Cruz.
Para nuestra sorpresa antes que nosotros ya habÃan llegado dos jóvenes. Escalamos el peñón final y llegamos a la cruz. (No subas si no tienes experiencia en escalada, menos si andas solo)
Cuando miras alrededor te dan escalofrÃos, te sientes encima del mundo, coronando el cerro, se veÃÂa todo lo considerable para sentir que estábamos en el cielo.
El viento era fuerte, nos quedamos minutos enteros sin hablar, contemplando la belleza del lugar. Luego de dos horas en la Cruz, bajamos tan contentos que no sentimos el descenso.
Años han pasado, y por mÃnimo lo subimos 3 veces al año, lo tenemos de relajo ya pero, jamás deja de callarnos la boca esa vista desde la gran roca de la cruz.
En el sendero Podocarpus, la vista para acampar es muy linda. Personalmente me gusta caminar hasta encontrar el sitio perfecto y por eso acampamos en la parte baja de Cerro La Cruz y ha sido una experiencia magnifica: el frÃo de la tarde, noche y madrugada es algo que me encanta. En la noche, hemos escuchado gran cantidad de animales merodeando, incluyendo búhos y pequeños felinos.
Aquà en este lado del parque, es necesario llevar agua y todo lo necesario para hacer una buena fogata, algo para cubrir el camping en caso de que llueva y comida ligera. En estos casos, si posees disponibilidad de tener una estufa de camping es lo mejor, ya que la fogata no cualquiera la enciende en un área tan húmeda.