Durante muchos siglos los seres humanos hemos usado nuestro poder e inteligencia para destruir o modificar la naturaleza, para robarle espacio a otras especies y constituirnos en el centro de la evolución. Pero hay un lugar en el que seguimos siendo seres indefensos y vulnerables, y donde nuestro instinto de sobrevivencia más primitivo (ese que traemos desde los primeros dÃas del Homo Erectus) puede salvarnos. Un lugar de peligros y leyes inexorables: la selva. – Irving Bennett, Explorador panameño.
La lista de implementos era larga, pero funcional y necesaria; recomendamos no exceder las 15 libras y dormir en hamacas, lo cual se le hace bastante difÃcil a quien no está acostumbrado.
El grupo que nos acompañarÃa serÃa de 16 personas, bastante grande para nuestro gusto. Partiendo de ahÃ, sabÃamos que el recorrido serÃa más lento.
Como siempre, revisamos la hoja cartográfica antes de partir, la misma ya va en la mente pues el área para nosotros es como la palma de la mano, hemos podido conocerla muy bien. Tiempo atrás, Rey y yo habÃamos planteado crear una nueva ruta para que la ruta vieja se la comiera la selva, cosa que ya está sucediendo. TenÃamos en mente cambiar la ruta en una parte donde aparece un acantilado.
A eso de las 10:30 pm arribamos en Guanche e inmediatamente nos bajamos del autobús, empezó a chispear. Nos despedimos de nuestro conductor estrella no sin antes advertir que de no salir antes del anochecer del domingo, estuviese alerta. Iniciamos la tÃpica caminata por la trocha hasta donde acamparÃamos.
A pocos metros de la carretera, vÃÂa Colón, a unos 18 kilómetros de la ciudad de Panamá, está la Finca Agroforestal Las Conchas, un destino verde y cultural.
Finca Agroforestal Las Conchas tiene mucho que ofrecer, entre ellos su nombre que proviene de la gran cantidad de conchas, más bien fósiles, lo que nos indica que Panamá emergió del mar hace millones de años.
Hace 21 años(al 2020), los agricultores que trabajaban la tierra de forma clandestina en la comunidad de Chilibrillo, corregimiento de Chilibre, decidieron organizarse para sacarle un mejor provecho a la actividad y obtener mejores ingresos económicos.
En la terminal tomamos el autobús de Chame sin ningún percance. Luego de poco menos de 20 kilómetros de recorrido, llegamos a Sorá, pueblo de personas amables rodeado de belleza exuberante de montaña, con un clima casi siempre fresco y delicioso. Muy cerca de esta comunidad se encuentra el complejo de casas de campo ââ¬ÅAltos del MarÃÂaââ¬Â al cual para acceder es necesario poseer permiso si no eres residente.
La vista, grandiosa. Filipinas de Sorá nos recibió con salpiques verdes y azules, un lugar tranquilo, lleno de aves semilleras, y de fondo, como para matizar, el inconfundible cerro ChichibalÃÂ, que marca los lÃÂmites entre los distritos de Chame y Capira.
De ahàpasamos a la siguiente cascada luego de subir una loma imperceptible. Divisamos un salto de unos 15 metros de altura, muy hermoso y con un pilón de agua fresca y frÃÂa.
Estuvimos ahàhasta no muy tarde por el mismo inconveniente del transporte. Caminamos de vuelta y vimos el pickup pero se dirigÃÂa hacia montaña adentro, no hacia Sorá. Decidimos empezar a caminar un poco y más adelante nos encontramos con cazadores furtivos y muchos perros dispuestos a cazar.
En nuestra caminata vimos la construcción de una próxima finca Melo en el área de Filipinas, luego de subir y bajar algunas lomas, nos topamos con una hermosa serpiente Pseustes poecilonotus de más de un metro, mejor conocida como “pajarera” que cruzaba apacible la carretera de piedras y aprovechamos para sacarle algunas fotos a ese divino ejemplar.
Spilotes pullatus
Más adelante escuchamos un auto, el mismo 4×4 que habÃÂamos visto hace tiempo venir bajando de la montaña y aprovechamos para pedirle el ââ¬Åboteââ¬Â hasta Sorá, que muy amablemente nos cedieron, siempre y cuando àpudieran ir guidando de las ventanas del auto pues dentro estaba repleto de gente, y asàfue como llegamos a Sorá a buena hora y felices de la aventura del dÃÂa.
De regreso nos bajamos en el Nanzal y aprovechamos para caminar hasta Los Cajones, otra maravilla natural del área, pero ya se hacÃÂa tarde y empezaba a llover, asàque decidimos dejar esta aventura para luego.
Seguimos dándonos cuenta que nunca dejaremos de recorrer Panamá y sus senderos, sus rincones escondidos que guardan secretos y leyendas. Solo basta preguntar y siempre los lugareños te van a señalar con el dedo o con la boca algún lugar perfecto a visitar.
Está distribuido en seis secciones, donde se destacan las exhibiciones del Arte Precolombino, Arte Religioso, EtnografÃa de los siglos XIX y XX, ArtesanÃa, el Arte Pictórico y GeologÃa.
Algunas de las muestras que se observan en este museo fueron donadas por familias de los primeros descendientes que habitaron El Valle. La cerámica de Panamá está a la par de la mejor que existe en el continente americano, según un manual que trata la historia del museo.
Quien llega a El Valle de Antón y mira su mapa, sabe que es un volcán. El Museo quiere, por su vocación cultural, dar a conocer algo más sobre el origen de este volcán, conforme a lo que hasta el presente manifiesta la ciencia geológica.
Ese volcán es hoy un hogar desde donde, hace once mil años, han vivido, han luchado y se han realizado antepasados; un lugar de clima agradable y seguro, porque hace miles de años no tiene erupciones volcánicas.
Está abierto al público los domingos en horario de 10 de la mañana a 2 de la tarde. Si llega y está cerrado el Sr. David Rankins, administrador del lugar, que vive en la casa del frente se acercará y le abrirá.
Si va en bus, el pasaje cuesta alrededor de 5 dólares hasta el museo. Tome la salida desde la Terminal de Albrook en un autobús de la ruta Panamá-El Valle.
La verdad es que llegamos preguntando a los lugareños, pero no hay perdedero para llegar al lugar ya que hay varios carteles que indican su ubicación bastante cerca de la entrada del Valle de Antón, a mano izquierda. Con google maps o waze llegas sin problemas.
Aunque aún no han determinado el número exacto, estiman que la República de Panamá es el hogar de por lo menos 1,500 especies de orquÃÂdeas, y asàse convierte en uno de los paÃses donde se encuentra la mayor variedad de orquÃdeas en el mundo. No obstante, la destrucción de bosques tropicales, acelerada por el crecimiento reciente y rápido de la economÃa panameña, está privándoles de su hábitat. Justamente en el Valle, algunos habitantes ilegalmente continúan arrancando especies en peligro del bosque local y las venden en el mercado debido a su situación económica, a precios increÃbles. AsÃÂ, las flores locales se encuentran en una situación verdaderamente crÃÂtica.
Variadas Phalaenopsis
Esta asociación se mantiene a partir de donaciones de personas e incluso embajadas muy interesadas en este proyecto.
Al llegar nos atendieron muy bien y nos mostraron los distintos animales que hacen daño a las orquÃdeas, vimos maquetas llenas de insectos e incluso, muchas mariposas preciosas. Nos llevaron a recorrer las distintas áreas, que aunque no muy grandes, cumplen con lo requerido para satisfacer las ganas de saber más.
Tienen un espacio dedicado a la flor sÃmbolo nacional de Panamá: la flor del EspÃritu Santo. Fue la primera vez que vimos desde cerca esta inigualable y exótica orquÃdea con su color blanco hueso y esa palomita tan bonita dentro que pareciera que fuese a salir en un vuelo tumultuoso en cualquier momento. Muy emocionante fue poder verla y hasta tocarla, la impresión tiene cabida pues es muy raro, que aún siendo un sÃmbolo de nuestro paÃs, es extraño verla de cerca.
Flor del espÃritu santo o Peristeria elata
Es muy importante destacar que las orquÃdeas son plantas epifitas, esto quiere decir que crecen sobre árboles o ramas utilizándolo como soporte y no parasitándolo, contrario a lo que piensan muchas personas acerca de las orquÃÂdeas; esto quiere decir que crecen independientemente obteniendo únicamente apoyo fÃsico, sin embargo pueden desarrollarse tan apretadamente que llegan a dañar la planta anfitriona.
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.