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Cerro Tute, Santa Fe de Veraguas

Teníamos pensado ir a ver el anochecer en el Cerro Tute pero, en Santa Fe hay tantas cosas por hacer, que nos oscureció antes de darnos cuenta, así que al día siguiente nos encaminamos al Tute con la orientación de los taxistas, que nos recomendaron, a su beneficio, no subir Tute desde la calle de asfalto a pie, pues nos iba a tomar hasta 4 horas, así que nos podían llevar a la pata del cerro.

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En los años de 1502, el Español Cristóbal Colón llega a las Costas del Norte de Veraguas en donde fundó el primer poblado en tierra firme de América, el cual llamó Santa María de Belén. En 1557, se presume que Santa Fe fue fundada por el Capitán Francisco Vásquez. Los primeros pobladores eran autóctonos; sin embargo, cuando llegaron los españoles y los colombianos se produjo el mestizaje, donde se realizaron fuertes batallas antes de la época Republicana. Seguir leyendo Cerro Tute, Santa Fe de Veraguas

Balneario Las Trancas del Río Santa María, Santa Fe de Veraguas.

En Santa Fé hay tantos ríos como te puedas imaginar, son las venas del distrito. Y aunque agonizante, nos topamos con una parte del Río Santa María realmente bella. Y escribo agonizante pues este es uno de los tantos ríos en lista de espera para formar parte de una hidroeléctrica. Sí, así como lo leen, este hermoso río.

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Puede que su nombre se deba a que en el año 1502, Cristóbal Colón llega a las Costas del Norte de Veraguas en donde fundó el primer poblado en tierra firme de América, el cual llamó Santa María de Belén.

Pero no es que no haya sido intervenido, pues ya se han dado concesiones para sacar materiales de ahí, se encuentra amenazado por empresas constructora de carretera. Seguir leyendo Balneario Las Trancas del Río Santa María, Santa Fe de Veraguas.

Lo que jamás debes dejar al ir a una caminata ecológica.

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1. Agua

Durante la caminata debes tomar bastante agua para rendir lo mejor posible y no sentirte mal por estar deshidratado. Con una botella no es suficiente pues no sabes si el clima será caluroso o cómo reaccionará tu cuerpo al ejercicio. La cantidad de agua no es algo que debas pensar en sacrificar si es que te hace falta espacio. En todo caso, en las farmacias venden pastillas filtradoras de agua por si de pronto pasas por un río confiable puedas tomar esa agua y filtrarla.

2. Abrigo

El clima es impredecible y un hermoso día soleado puede convertirse en uno lluvioso de un momento a otro. No olvides empacar un sweter largo pero delgado o un impermeable para protegerte del viento o de una posible llovizna pero sin exagerar con el peso pues serás tu quien la cargará todo el camino. Abrigo impermeable en caso de caminatas a mas de 3000 msnm como el Volcán Barú.

The North Face EVOLVE TRICLIMATE, funciona para frío y lluvia

3. Botiquín

No puedes salir de casa sin un botiquín de primero auxilios en la mochila. Incluye cosas como alcohol, curitas, vendas, algodón, tijeras, gasas y esparadrapo. A este kit básico puedes aumentarle otras cosas que consideres necesarias.

Algo pequeño y más que suficiente

4. Bloqueador y repelente

Protegerse del sol debe ser una prioridad durante tu caminata. No olvides empacar bloqueador con un factor de protección solar alto y un bálsamo labial para evitar los labios cuarteados. Mete en la mochila repelente, especialmente si haces rutas en lugares con mucha vegetación.

5. Gorro y lentes oscuros

Además del bloqueador, complementa tu protección con un gorro y lentes. Los lentes no solo te servirán para cubrir tus ojos del sol sino también para impedir que te fastidie el polvo.

6. Cuchilla

Siempre es Útil tener una cuchilla pequeña dentro de la mochila si hay que abrir alguna bolsa, cortar alguna cuerda o usar en caso de un accidente.

7. Snacks

En toda caminata sea larga o corta es necesario llevar algo de comer. Es las rutas cortas, piensa en empacar cosas fáciles de cargar y ligeras pero que te den mucha energía como granola, barras energéticas, frutas, maní­, etc. Recuerda que no debes llenarte mucho para evitar molestias posteriores.

8. Linterna y Lighter o Fósforos en bolsitas ziploc.

Es mucho más Útil para caminatas largas pero nunca está de más tener uno a la mano.

9. Toalla

Hay algunas rutas que pasan junto a cascadas o lagunas en las que está permitido bañarse. Otro uso para la toalla es para secarte el sudor si es que te fastidia mucho al caminar.

Toalla de secado rápido.

10. Bolsas plásticas

Son indispensables para guardar los restos de comida o la basura durante toda la caminata pues, como senderista, no debes dañar la naturaleza ni dejar rastros. También puedes usarlas para aislar la ropa mojada o sucia que tengas y meterla sin problemas en tu mochila.

Chiguirí­ Arriba, Provincia de Coclé

Uno de los lugares a los que nunca me canso de ir es sin duda Chiguirí­ Arriba. Es un corregimiento del distrito de Penonomé en la provincia de Coclé. Se fundó en el año 1940. Entre las elevaciones que más se destacan tiene: Cerro Congal con 992 metros, Cerro Escaliche con 866 metros de altura  y Cerro U 652  metros.

Dícese de un Cacique que dominaba estas tierras, llamado Chi Guiri­, o Guiro­. Viajaban a través del río al cual se les dio el mismo nombre, río Chiguirí y que actualmente une tres comunidades Chiguirí­ arriba, Chiguirí centro, Chiguirí­ abajo.

Chichibalí visto a lo lejos en el atardecer.

La razón por la que me gusta tanto este lugar es simple, el contacto tan especial que existe entre naturaleza y humanos es impresionante. Obviamente tengo mi “secret spot” donde me quedo a pernoctar y puedo asegurarles que la fauna que uno ve en un solo día es increíble; voy a describirles solamente lo que vi en mi última visita de dos días en Chiguirí­.

Cascada Tavidá

Era carnavales y el hostal estaba abierto, obviamente fuimos a acampar con todo lo necesario. Pasamos una tarde tranquila, con un atardecer increíble, a casi un lado del Cerro La Vieja (404 msnm), con el sol ocultándose bajo las montañas de Penonomé. (Ya subimos cerro la vieja, aquí el link) https://www.enlodados.com/resena-pozo-azul-y-ascenso-al-cerro-la-vieja-cocle/

desde cima del Cerro La Vieja

Esa misma noche escuchamos sonidos extraños provenientes de un Árbol de caimito, al acercarnos sigilosos pudimos distinguir en la oscuridad la forma de unos animalitos que se abalanzaban de un árbol a otro, se trataba de una  manada de monos nocturnos (jujuná), toda una familia que iban a cenar caimito justo encima de nuestra carpa; se nos quedaban viendo atentos y con esos ojazos preciosos, nos veían asustados mientras comían y hacían su sonido particular. Y ¿adivinen? De pronto pasó un animalillo tan rápido que no distinguimos si se trataba de un olingo o un cusumbi.

Y bien, nos fuimos a dormir mientras una rana descansaba sobre una planta del hostal, los bichos hacían sus sonidos de la noche y llenaban el ambiente de una manera fantástica.

A la mañana siguiente nos levantamos con ganas de caminar y fuimos a explorar detrás del hostal. Había un cerrito, primero pasamos una loma bastante inclinada, un alambre de púas, llegamos a un área llena de pinos con vista al Cerro La Vieja y no muy lejos, volaban unos gavilanes grises que denotaban estar disfrutando la mañana fresca y llena de rocío.

“El Cholo Guerrillero, Victoriano Lorenzo, durante la Guerra de los Mil días, dejaba de vez en cuando a sus hombres para ir a ver a la Vieja. Este era el sobrenombre para la mujer que vivía por aquellos montes coclesanos adonde el caudillo liberal iba a recobrar fuerzas para volver, luego, a la lucha. Eso, según los habitantes de la región, dio su nombre al Cerro La Vieja o Cerro de La Vieja“.

Las paisanas graznaban y se lanzaban de un árbol al otro. Otras aves llenaban el ambiente con sus cánticos comunes como el motmot, los ruiseñores y los carpinteros.

Bajamos la loma y regresamos a hacer el desayuno, pero lo que nos esperaba frente a la cocina eran unos lindísimos monos tití tan curiosos que no se movieron de ese árbol por buen rato. Pudimos adelantar el desayuno y ellos seguían en el árbol, estos sí­ se dejaron tomar fotos.

Compartimos el desayuno con “Aye Aye” y “Coronel”, dos canes amigos que siempre están en el lugar, aprovechamos un rato para reposar y decidimos irnos a alguna cascada de las varias que hay cerca de Chiguirí Arriba.

Tomamos un bus y nos bajamos en el pueblo, caminamos preguntando donde podíamos encontrar otra cascada aparte de Tavidá, que es la común a visitar en este lugar. En el camino nos topamos con un Colarejo o tucancillo “rockero” (Collared aracari­).

Encontramos un chorro pequeño y llamativo que a mi­ en lo personal me transmitió un poco de miedo a pesar de no parecer peligroso.

En el pueblo de Chiguirí Arriba hay escuela, una iglesia católica y alguna otra; hay varios mini supermercados, el transporte público pasa casi cada hora y son unos autobuses “camiones” que asemejan un arca de Noé.

La carretera está en buenas condiciones para cualquier tipo de auto hasta Chiguirí­. Los buses se toman en el mercado de Penonomé, la dirección se encuentra en el post de Cascada Tavidá

De regreso decidimos cambiar de ruta y en vez de ir hacia Penonomé, nos sentamos una hora a esperar un transporte 4×4 que nos llevara al Valle de Antón, saliendo desde Chiguirí­ Arriba. Mientras esperamos, pasaron varias Oropéndolas Montezuma. Desistimos y nos subimos en una “chiva” rumbo a Penonomé, pero casualidad que la chiva se metió por el mismo camino hacia el Valle de Antón a dar la vuelta por allá y recoger pasajeros, en eso vimos que detrás venía uno de los carros 4×4 que llegan al Valle por esta ruta, que no es nada fácil, la calle es piedras sueltas y tierra.

Empezamos a gritar y el carro 4×4 paró. Nos tomó aproximadamente una hora llegar al Valle, fue una experiencia magnifica poder pasar por toda esa cordillera, ver desde otro punto el Cerro Gaital y las Tres Marías, además de todos esos cerros de Penonomé, como el Congal, Chichibalí­ o el Turega, una vista esplendorosa desde lo alto.

En Chiguirí también puedes visitar el Mariposario Cerro La Vieja, una iniciativa del biólogo Samuel Valdez.

Cerca de Chiguirí Arriba en la comunidad de Loma Grande, se encuentra Pozo Azul, con sus chorros Las Pailas, que también puedes visitar, aunque su acceso es 4×4.

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Los Saltos de Filipina, Sorá de Chame

En mi experiencia puedo decir que aventurarse en auto no es lo mismo que aventurarse sin él. Andar a expensas del transporte público en Panamá, no es fácil y nada más el hecho de someterse a esto, puede convertirse o en una pesadilla o en una verdadera y muy divertida aventura.

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En la terminal tomamos el autobús de Chame sin ningún percance. Luego de poco menos de 20 kilómetros de recorrido, llegamos a Sorá, pueblo de personas amables rodeado de belleza exuberante de montaña, con un clima casi siempre fresco y delicioso. Muy cerca de esta comunidad se encuentra el complejo de casas de campo “Altos del María” al cual para acceder es necesario poseer permiso si no eres residente.

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Cuentan que el lugar fue llamado así por el cacique Soró (que significa viejo) jefe en la región en la época de descubrimiento y conquista, es el corregimiento más grande en cuanto a territorio del distrito de Chame y uno de los más bellos, con ríos pintorescos, encantadores saltos de agua y una magnifica vista de la ensenada de Punta Chame y su litoral, todo está a más de 600 metros de altura.

Pero cabe destacar que fuera de ese complejo de viviendas se encuentran bellezas increíbles y una de esas es el lugar del que hablaremos en esta reseña, Los Saltos de Filipina. Un sitio que en mi vida, nunca había visto ni escuchado siquiera, pero que por las fotografías y la belleza escénica que ya conocía de Sorá, fuimos a probar suerte en su búsqueda.

Llevábamos más de una hora esperando el transporte, pensamos que el problema sería porque era domingo, pero luego que el transporte llegó, nos dimos por enterado de que en la comunidad solo una familia presta el servicio, el cual tomamos y sin pérdida, luego de pocos minutos sobre una calle sin pavimento, llegamos a nuestro destino desde donde debíamos empezar a caminar por breves minutos.

La vista, grandiosa. Filipinas de Sorá nos recibió con salpiques verdes y azules, un lugar tranquilo, lleno de aves semilleras, y de fondo, como para matizar, el inconfundible cerro Chichibalí, que marca los límites entre los distritos de Chame y Capira.

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Descubrimos un salto de quizás de 7 u 8 metros, de un buen caudal, de poca profundidad, pequeño, casi se puede decir “personal”. De aguas frías y con el salto de agua, me di masaje natural en la espalda El agua denota que no hay contaminación, no hallamos restos de basura, lo cual nos lleva a pensar que cuidan muy bien este lugar al que aún se puede acceder de forma libre. Más tarde me enteré de que en este mismo salto, estuvo John Travolta haciendo wetrappel para una película que fue filmada en su mayoría en Panamá, de nombre “Basic”.

De ahí pasamos a la siguiente cascada luego de subir una loma imperceptible. Divisamos un salto de unos 15 metros de altura, muy hermoso y con un pilón de agua fresca y fría.

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Seguimos el camino y descubrimos otra cascada, ésta más pequeña pero igual de encantadora. Para nuestro asombro aún nos faltaban cascadas por recorrer. Son dos bifurcaciones y decidimos tomar el de la derecha, que tiene, nada más y nada menos, que en total, ocho cascadas. Dicen que si cuentas todas las cascadas, de ambos lados, da un total de veinticinco caídas de agua.

Estuvimos ahí hasta no muy tarde por el mismo inconveniente del transporte. Caminamos de vuelta y vimos el pickup pero se dirigía hacia montaña adentro, no hacia Sorá. Decidimos empezar a caminar un poco y más adelante nos encontramos con cazadores furtivos y muchos perros dispuestos a cazar.

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En nuestra caminata vimos la construcción de una próxima finca Melo en el área de Filipinas, luego de subir y bajar algunas lomas, nos topamos con una hermosa serpiente Pseustes poecilonotus de más de un metro, mejor conocida como “pajarera” que cruzaba apacible la carretera de piedras y aprovechamos para sacarle algunas fotos a ese divino ejemplar.

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Más adelante escuchamos un auto, el mismo 4×4 que habíamos visto hace tiempo venir bajando de la montaña y aprovechamos para pedirle el “bote” hasta Sorá, que muy amablemente nos cedieron, siempre y cuando  pudieran ir guidando de las ventanas del auto pues dentro estaba repleto de gente, y así fue como llegamos a Sorá a buena hora y felices de la aventura del día.

De regreso nos bajamos en el Nanzal y aprovechamos para caminar hasta Los Cajones, otra maravilla natural del área, pero ya se hacía tarde y empezaba a llover, así que decidimos dejar esta aventura para luego.

Seguimos dándonos cuenta que nunca dejaremos de recorrer Panamá y sus senderos, sus rincones escondidos que guardan secretos y leyendas. Solo basta preguntar y siempre los lugareños te van a señalar con el dedo o con la boca algún lugar perfecto a visitar.

Anímense a tomar un bus en su tiempo libre, ni siquiera hay que gastar demasiado. No siempre la comodidad da la felicidad, a veces con solo mirar desde la cima de un cerro lo que dejamos atrás puede ser un momento perfecto, disfrutar de la soledad de una cascada y meditar, también lo puede ser.

Buscar maravillas, ¡perderse en el monte! Caminar despacio y apreciar lo bello que nos regala cada paraje natural de este país.

Más fotos

Cascada La Gloria y Cascada La Tulivieja, Capira

Fuimos con mi prima postiza Roxana (nieta de la señora Tunina que menciono en el post de Bajo Bonito), ya que ella se dirigía a La Gloria a dejar un mandado; generalmente no existe transporte público hasta La Gloria así que los pobladores acostumbran caminar diariamente hasta llegar a sus hogares.

Pasamos varias quebradas, a decir verdad, bastantes. Vimos el cerro Chichibalí de Capira a lo lejos, por instantes nos rodeaba la neblina y nos serenaba la lluvia.

Nos topamos con muchas aves, pero la más característica fue la oropéndola, que con su canto alegraba el camino y nos advertía que cuidaba de sus nidos.

La Gloria

Ya el sudor se hacía presente y caminamos más rápido que de costumbre, aunque a pesar de nuestros esfuerzos, todo nos tomó 2 horas exactas, sin importar que nos habían dicho que el camino era solo una hora. Sinceramente, cuando hablamos de tiempo con la gente del campo nunca les creo, ellos caminan muy rápido y generalmente no poseen reloj o indicador del tiempo.

Nos percatamos de que bordeamos el río, de nombre Cirí Grande, que posee muchas caídas de agua y algunas cercanas a la vía principal. La gente de estos pueblos saben el valor del agua, y cuidan sus ríos como oro.

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En este lugar las casas están distanciadas unas de otras y separadas por hectáreas grandes de terreno que utilizan para cultivar víveres. La escuela primaria es nueva, pero antes de que existieran los niños debían caminar hasta Bajo Bonito para recibir clases.

La luz eléctrica en La Gloria es nula y la única manera de poseerla es mediante paneles solares que realmente es un recurso lejano, puesto que gran parte de las familias en esta comunidad son de bajos recursos.

Al terminarse la calle, entramos a un sendero mágico repleto de sonidos producto de la cantidad de aves que en él había, atravesamos una loma en donde el lodo era rojizo y formaba escalones hechos por los caballos. Llegamos a una casa “en medio de la nada” y digo esto porque era una casa grande, linda, con un patio extenso y llano, con una vista espectacular de las montañas.

Desde ahí caminamos quizás unos 15 minutos, topamos otra casa, ésta de madera en donde vive una hermosa familia, que hasta el día de hoy sigue siendo una “familia amiga” (2016) y atravesamos una quebrada que estaba detrás, cruzamos un alambre de púas, caminamos 3 minutos y allí estaba la Cascada La Gloria.

Nuestra recomendación es pagar a los dueños de la casa de madera entre 3 a 5 dólares de colaboración.

Si les digo cuanto mide, les miento. Para mi, y sin haberla medido, digo que quizás unos 70 metros. Realmente es una cascada escalonada, o sea que se puede subir con cuidado, arriba se encuentra la cascada La Tulivieja y otras más. Nos dedicamos a contemplar su belleza, embelesarnos con tan magnífica obra de la Naturaleza y bañarnos en sus frías aguas, que invitan al deleite.

El pozo principal es reducido, no es hondo, lo cual lo hace seguro. En la parte de arriba hay una poza mucho más amplia, pero para llegar allá las condiciones no son tan buenas y es mejor hacerlo en verano, un accidente ahí sería inminente. No dejo de pensar en cómo será la fuerza del agua en época de invierno, ¡de seguro imponente!

Al poco tiempo nos regresamos y nos quedamos un rato conversando con Mary Ovalle, la dueña y señora de esos terrenos, una mujer amable y carismática, nos ofreció guineos y nos mostró sus orquídeas. Compartimos el lunch con la familia, admiramos el paisaje, nos despedimos y caminamos de vuelta a Bajo Bonito, claro ahora nos tomó menos tiempo pues casi todas las pendientes eran en descenso.

Así es que… ¡una vez más! los invito a caminar Panamá… ¡hay tantos lugares hermosos por descubrir, tanto por recorrer! Si deseas que visitemos algún lugar especial de tu provincia, invitanos, y nosotros iremos con la mochila a cuestas a caminar, tomar fotos y mostrarlo al mundo por medio de ésta web. Es importante recalcar que lo que llevas, lo tienes que traer. Vive sin dejar rastro.

Valora lo natural, el agua, los ríos, piensa si realmente necesitas destruir una montaña, ¿porqué mejor no hacer turismo sostenible con un plan de capacidad de carga para no afectar su entorno? Ama tu país, que tan hermosos lugares tiene.

Fotos

Museo del Valle de Antón

Ubicado detrás de la Iglesia de San José , admisión 1$ por persona.

El arquitecto Julio Jiménez de Alba, amante de esta comunidad, preparó el plano; el ingeniero Ramón Arias C. dirigió la ejecución del mismo; y el constructor Leonidas Rodríguez, con un grupo de jóvenes valleros, trabajó con amor y entusiasmo hasta su feliz terminación.

Se colocó la primera piedra el 3 de febrero de 1992 y se inauguró el 3 de julio de 1993, con la bendición del Arzobispo de Panamá, en ese momento el Monseñor Marcos Gregorio McGrath, siendo madrina la vallera Abrahana Rivera de Valdés.

Está distribuido en seis secciones, donde se destacan las exhibiciones del Arte Precolombino, Arte Religioso, Etnografía de los siglos XIX y XX, Artesanía, el Arte Pictórico y Geología.

Algunas de las muestras que se observan en este museo fueron donadas por familias de los primeros descendientes que habitaron El Valle. La cerámica de Panamá está a la par de la mejor que existe en el continente americano, según un manual que trata la historia del museo.

Quien llega a El Valle de Antón y mira su mapa, sabe que es un volcán. El Museo quiere, por su vocación cultural, dar a conocer algo más sobre el origen de este volcán, conforme a lo que hasta el presente manifiesta la ciencia geológica.

En cinco murales pasan, sucesivamente, frente a la mirada sobrecogedora del visitante, los capítulos de esa evolución: Deriva de los Continentes, Creación del Istmo; Formación del Volcán El Valle; Formación del Lago y Drenaje del mismo; y Fotos Aéreas de El Valle.

Ese volcán es hoy un hogar desde donde, hace once mil años, han vivido, han luchado y se han realizado antepasados; un lugar de clima agradable y seguro, porque hace miles de años no tiene erupciones volcánicas.

Está abierto al público los domingos en horario de 10 de la mañana a 2 de la tarde. Si llega y está cerrado el Sr. David Rankins, administrador del lugar, que vive en la casa del frente se acercará y le abrirá.

Si va en bus, el pasaje cuesta alrededor de 5 dólares hasta el museo. Tome la salida desde la Terminal de Albrook en un autobús de la ruta Panamá-El Valle.

El museo lo podrá ver entre la biblioteca pública y la iglesia de ese mismo lugar, en la ví­a central. A unos 500 metros después del mercado público.

Caminando el Parque Nacional Soberanía: Sendero de Plantación hasta Venta de Cruces (ida y vuelta a pie)

Aquel día no tenía ni la menor idea de lo que se me venía encima. Nos encontrarnos en la Terminal de Albrook a eso de las 6am y a las 6.30 ya estábamos comprando algo para desayunar y abordar el primer bus de Gamboa.

Antes de eso quisimos ir a buscar algo de comer para llevar, y como no queríamos perder el bus, ya que estos en fin de semana salen cada dos horas (2011), al pasar por una esquina vimos un señor vendiendo empanadas y de eso nos abastecimos, y agua.

Llegamos al Camino de Plantación a eso de las 8:30 am.

Escogimos entrar por Plantación y no por el lado de la carretera Forestal (donde está la verdadera entrada del Camino de Cruces), ya que en este último lugar es muy difícil tomar autobús.

Apenas entramos al Camino de Plantación vimos tres monos aulladores (Alouatta palliata) dándonos los buenos días. La entrada para nosotros fue 1$ por ser estudiantes. Para generales, la entrada es 3$ y extranjeros 5$.

Mono aullador.

El inicio de la caminata fue fresco, vimos muchas aves y algunos ñeques; hay bancas de cemento en el trayecto, al principio del sendero algunos árboles marcados con su nombre. Cuipo (Cavallinesia platanifolia), Barrigón (Pseudobombax septenatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), Guayacán (Tabebuia guayacan).

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Entre las aves que se dejaron ver en todo el recorrido estuvieron: el cuclillo faisán (Dromococcyx phasianellus), ¡nuevo para mi!, el Trogón colipizarra (Trogon massena), Tucan pico iris (Ramphastos sulfuratus), Momótides (Momotus momota), Loros coroniamarillos (Amazona orchrocephala), un Plain Xenops (Xenops minutus); al principio del sendero vimos un Trepatroncos chocolate (Xiphorhynchus susurrans), varios Hormigueritos alipunteados (Microrhopias quixensis), Saltador Gorguianteado (Saltador maximus) a lo lejos; vi algo parecido a un Mielero verde. Y por supuesto que muchas tángaras, espigueros, semilleros, entre otras aves.

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Bordeamos una quebrada hasta donde termina el Camino de Plantación, que son aproximadamente 5km hasta llegar a un herbazal alto de Paja canalera (Saccharum spontaneum) en donde el bosque desaparece por un rato e inicia nuevamente en la señalización del Camino de Cruces.

Descansamos un rato en donde esta la intersección que separa los dos caminos, comimos “algo” y al rato seguimos, no podíamos demorarnos demasiado en las paradas ya que teníamos exactamente las horas del día para hacer el recorrido ida y vuelta. Observamos un rato el mapa y avanzamos.

Al entrar en el Camino de Cruces, no había un sendero marcado, lo que había era un revoltijo de hojas por todos lados, puestos de cazadores, y un par de letreros que indicaban que Íbamos bien.

Aquí­ el bosque cambia, se vuelve pesado, en momentos te rodea de manera rotunda, te invade la respiración con su olor a materia putrefacta y ni decir más adelante, que el bosque se cierra aún más, es una selva y deja de ser sendero para convertirse en paredes altas con solo un metro aproximadamente entre esas paredes para caminar, con el suelo repleto de hojas expenso a que te salga una serpiente en cualquier momento, los monos molestando y enfurecidos nos trataban de tirar sus excrementos y su orine.

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Vimos aulladores, cariblancos (Cebus capucinus) y escuchamos monos tití­ (Saguinus geoffroyi). Nos topamos en variadas ocasiones con ñeques (Dasyprocta punctata), gato solo (Nasua narica), chachalacas (Ortalis cinereiceps) y hasta me pareció ver una liebre de monte.

Árboles de gran tamaño y con amplias raíces, tuvimos la dicha de ver el enigmático árbol de vela (Parmentiera cereifera), llamado así­ porque sus frutos asemejan a una vela de cera y el cual es difícil de encontrar.

Fruto del árbol de vela

La cantidad de insectos era infinita y estaban por todos lados, recostarse en el suelo significaba salir con quien sabe cuantos aguijones en el cuerpo, me mantuve en movimiento pues no quiero volver a saber de los tórsalos por un buen tiempo.

Llegó un momento en que me sentí­ agotada, la humedad estaba jugando con mis sentidos y con mi cuerpo, el sudor no se hizo esperar y estuvo presente en todo momento. Casi no nos detuvimos pues teníamos pensado llegar antes de las 1pm a Venta de Cruces.

La naturaleza­ se torna iracunda, por tanta flora y fauna, pero creo que en una próxima visita iré con más gente. Ya luego, y casi al final logre ver que algunos árboles estaban marcados con cinta naranja para ayudar a no perderse.

Recuerdo que, siendo niña, escuché en las noticias que algunas personas se perdían en este sendero, incluso recuerdo que todo un grupo de estudiantes se perdió con un profesor de un colegio privado y estuvieron allí una noche entera.

Había pequeñas quebradas o agua empozada, pero nada como para darse un baño, o tomar.

Para mi fue asfixiante pasar por ciertas partes en las que las paredes aparecían; recordemos que el Parque Nacional Camino de Cruces fue en la antigüedad un camino de la época de dominación española, Camino Real, que unía los núcleos de población de Panamá y Nombre de Dios, en Colón.

Passiflora vitifolia

Por allá por el siglo XVI, año 1519, los españoles colonizadores terminaron de construir una ruta o camino que uniera el Mar Caribe con el Océano Pacífico. El camino era sumamente estrecho, hecho de piedras de diferentes tamaños, que aún se encuentran allí, enclavadas en la tierra, dando una firmeza que desafió el tiempo.

En esa época predominaba la esclavitud, los primeros en ser mano de obra fueron los indígenas nativos y luego de eso, los españoles introdujeron esclavos negros procedentes de distintos lugares de África, a quienes se les trataba peor que a las mulas, tanto así que empleaban cadenas para mantenerlos unidos durante las horas de trabajo en el Camino de Cruces, donde abundaban los latigazos por cualquier tipo de descuido que éstos tuvieran.

El Camino de Cruces era una vía tan normal como la carretera Interamericana de nuestros días, pero sumamente estrecho, en ese tiempo medía aproximadamente 1 metro y medio de ancho, con precipicios en partes y curvas peligrosas.

Era utilizado en las dos vías, de Chagres a la Ciudad de Panamá y viceversa. Desde el pueblo de Chagres, se viajaba río arriba en cayucos, remados por fuertes esclavos que poseían la fuerza viril para tales hazañas, no cualquier hombre podía hacerlo, los que lo hacían tenían tremenda contextura física y se dice que los indígenas muchas veces eran asesinados por no poder hacer tales funciones. Los africanos remaban luchando contra la corriente, bajaban en Venta de Cruces, con la mercancía encima y caminaban o utilizaban mulas, hasta la ciudad de Panamá, una distancia de 60 millas.

Tuvo una increíble época de prosperidad, al servir como paso para los tesoros provenientes de Sur América, especialmente del Perú y otros países, para llevarlos al Atlántico, y ser trasladados a galeones que se dirigían hacia España.

Mi profesora de historia me pasó un texto en el que un viajero de Massachussets describía: “Exteriorizo el sentimiento unánime de los pasajeros, a quienes he oído expresarse y es, diciéndolo con temor a Dios y por el amor del hombre, a unos y a todos, que bajo ninguna circunstancia, vengan por esta ruta. No tengo que decir nada sobre las otras, pero no vengan por esta” Ya se imaginaran cómo habrá sido el Camino de Cruces en su época de Oro.

Y claro, los ladrones muy pronto se enteraron del tránsito de oro, plata y joyas preciosas procedentes de distintos lugares colonizados en América y que enviaban a España. Los maleantes se dedicaron a atacar a los viajeros, que trataban de llegar al lado Atlántico. Pero al decaer el poderío español, esta ví­a fue perdiendo su uso y prácticamente desapareció, por los avances del tiempo, el clima y el poder de la selva, que todo lo invadía.

Desde Las Cruces hacia Panamá, era un día de viaje, por medio de las mulas. Cada una de ellas se alquilaba a razón de $ 15 por día, sin incluir el equipaje. Por los continuos robos de oro y piedras preciosas, llevadas a cabo por los asaltantes, se constituyó una especie de milicia privada, bajo la dirección de un antiguo militar, llamado Ran Runnels, quien integró un cuerpo bien entrenado, que procedía a linchar a cualquier ladrón, sin mayores contemplaciones. Esta forma agresiva de lidiar con los malhechores, terminó con la ola de asaltos a los viajeros.

Imagínense la historia tan grande que tiene este lugar, incluyendo las batallas que ahí­ tienen que haberse dado entre viajeros y malhechores y quien sabe cuantos habrán muerto.

Esas paredes fuertemente construidas aún están intactas, ni los bruscos cambios desde el siglo XVI hasta nuestros días han logrado derribarlas.

Y como todo acaba, cuando se inauguró el Ferrocarril de Panamá, el 28 de enero de 1855, vino el total abandono del Camino de Cruces, cuya memoria todavía está presente, por la gran importancia que tuvo en el desarrollo de Panamá, por más de tres siglos, recordando que el pirata Henry Morgan, empleó esta ruta para cruzar el Istmo y atacar a Panamá.

Al kilómetro diez me desesperaba, necesitaba algo dulce que me diera fuerzas, comida, más agua y debíamos guardar la poca agua que teníamos para tomar algo al llegar y al regresar.

Por lapsos parecía que iba a llover, y sentíamos que se acercaban los aulladores, la selva nos hablaba, las aves estaban por todos lados pero no se dejaban ver a pesar de que teníamos los sentidos agudizados y preparados para cualquier cosa.

Por otro lado estaban los letreros de la Policía Nacional que advertían las fases del camino, ya que ellos utilizan este camino para entrenar. Pudimos leer: “fase2: No van muy lejos los de adelante si los de atrás caminan bien”, “fase3: No se preocupen, algún día llegan” y finalmente “fase4: Los felicito, llegar es la misión”.

Pensé: “Vaya, parece que estamos haciendo un entrenamiento de la policía nacional”.

Finalmente vimos un letrero que indicaba que solo faltaban 1 kilómetro y medio y me sentí muy feliz pues eso indicaba que estábamos a punto de llegar a Venta de Cruces, a las orillas del Río Chagres, y en minutos, ¡llegamos!

Me tiré al piso y no tení­a ganas de comer nada, solo agua. Trate de comerme una empanada pero por mi boca no pasó, estaba fría y mala. Luego de refrescarnos un rato, movimos un tronco que estaba en la orilla y dejamos la mitad del tronco dentro del agua y la otra mitad fuera y encima de él nos trepamos y refrescamos un rato nuestros cuerpos cansados; no podíamos quedarnos mucho tiempo, primero porque en cualquier momento nos podía salir un cocodrilo y segundo porque debíamos caminar 4 horas para regresar hasta la carretera de Gamboa.

A la delantera veíamos el inmenso Río Chagres que parecía un mar bravío, así­ como el Hotel Gamboa Rainforest Resort.

El área de venta de Cruces es apta para acampar, claro con mucho cuidado pues me atrevo a decir que es donde seguramente es fácil que pasen muchos animales, por su cercanía al río; vimos puestos de cazadores, lo que me indignó, pues esto demuestra que no se cuida bien este sendero tan importante para la biodiversidad de este parque nacional, que cuenta con más de 4590 hectáreas paralelas a las riveras del Canal de Panamá.

Algo que pudimos notar, por nuestra hambre, fue que en el camino hay muy pocos arboles frutales, incluso quedamos en regresar a sembrar pues nos parece que los árboles frutales en senderos transcurridos son de suma importancia para el visitante.

El valor de este parque es muy amplio históricamente, geográficamente, ambientalmente y sin embargo es uno de los parques del que menos estudios y conocimientos se tiene a pesar de haber sido declarado zona protegida en 1980, mediante el Decreto Ejecutivo N°13 del 27 de mayo, hace mucho.

Cabe destacar que la dificultad del sendero es baja, no hay grandes pendientes ni muchas lomas, es importante la resistencia ya que la distancia y la humedad te lleva a perder mucho líquido, por lo que es importante llevar reservas y buenas botas para senderos.

Parte del sendero hacia Venta de Cruces

Al caminar de vuelta me sentía más relajada, ya sabía lo que iba a caminar, la distancia, el clima, los peligros, sinceramente saberlo me hace sentir más segura. Decidimos acelerar el paso y tratar de caminar de regreso en 3 horas y media pero fue imposible, a mi me hacía falta comida y agua, con decirles que llegué a tomar agua recogida en las hojas de la lluvia que hacía poco había caído en ciertas partes.

Íbamos en maratón contra todo, desafiando al tiempo tratando de llegar antes de las 6pm a la carretera de Gamboa para poder llegar a nuestras casas, pero en ciertas partes tuvimos que parar a descansar y comernos las empanadas malas, que aunque estaban malas, al fin de todo eran comida.

Al pasar por las quebradas me detuve a lavarme la cara y los brazos llenos de picadas de bichos. Los monos cariblancos llegaron nuevamente, esta vez más enfurecidos que antes, hacían sonidos extraños como de un perro cuando está peleando.

Cuando llegamos a la intersección del Camino de Cruces con Sendero de Plantación nos alegramos pues ahora solo faltaban 5 kilómetros más, ya habíamos recorrido 5km. Esto daba un total de casi 25 kilómetros en el día por la selva tropical Húmeda del Parque Nacional Soberanía.

El recorrido por Camino de Plantación hasta la carretera de Gamboa para mi fue efí­mero, mi única meta era llegar antes de que anocheciera y así­ fue. Salimos del sendero a las 5.30pm cansados pero felices por tremenda hazaña.

De todos los parques nacionales de Panamá que he recorrido, éste fue en el que vi más animales.

La diversidad de plantas es fenomenal, es un paraíso para cualquier botánico o persona amante de las plantas, así­ como para aquellas personas interesadas en conocer de cerca lo que han leído en los libros de historia de la República, esa época de colonización que es de suma importancia para nuestra cultura.

Soberania-National-Park-Map

Les recomiendo enormemente formar parte alguna vez de una excursión a través del Camino de Cruces, que incluya un bote de vuelta a Gamboa luego de llegar a Venta de Cruces de modo tal que puedan disfrutar del sendero en su totalidad, prestando atención a cada cosa que en la selva se pueden encontrar.

Salto el Bejucal o Chorro de los Aizpruas y Río San Juan en Calobre, Veraguas

Luego de una visita a Santa Fe de Veraguas, tomamos la calle que conduce hacia Calobre, luego de salir de la iglesia de San Francisco de la Montaña.

El nombre Calobre se originó ya que así­ se llamaba un cacique del área. Este distrito está formado por doce corregimientos: Calobre, Barnizal, Chitra, El Cocla, El Potrero, La Laguna, La Raya de Calobre, La Tetilla, La Yeguada, Las Guías, Mojarás y San José.

En Calobre una de las principales actividades es la cosecha de la sandía, que en gran parte es exportada al extranjero, y es la mejor de Panamá gracias a la tierra algo árida de este distrito.

Justo en la carretera mucho antes de llegar a Calobre vimos un anuncio con imágenes indicaba qué lugares turísticos podíamos encontrar en este bello distrito: El Salto Bejucal, el Río San Juan, la laguna la Yeguada, los Sandiales y Los Pozos Termales de Calobre, tratamos de encontrar los que pudiéramos, nos interesamos sobre todo en encontrar los pozos de Calobre, pero al parecer estos son de difícil acceso.

Justo debajo de un puente estaba el Salto el Bejucal en el corregimiento de Tetilla. Es un imponente chorro de agua que iracundo rompía con fuerza con su caudal de invierno que hacía que el agua se tornara turbia, nadie estaba bañándose en él y no quisimos tomar el riesgo. Está rodeado de mucha vegetación y el lugar es muy bonito a pesar de estar justo debajo del puente.

Pocas personas conocen el salto ya que por su ubicación estratégica es muy difícil darse cuenta que se encuentra semejante maravilla. Tampoco hay ninguna señalización, recomiendo preguntar en la carretera luego de 30 minutos de haber salido de San Francisco de la Montaña.

Río San Juan

Al salir del Salto, seguimos en la carretera hasta ver el Rí­o San Juan, al que vislumbramos sólo desde un puente y el tiempo no nos dio para bajar.

Se apreciaban extrañas formaciones rocosas, quizás causadas por la erosión del tiempo y definitivamente una acción volcánica antigua. El Río San Juan forma parte importante de Calobre ya que sus aguas son desviadas hacia la quebrada las Lajas, que a su vez es el único afluente de la Laguna La Yeguada, para aumentar el volumen de agua utilizable hacia la generación de energía eléctrica.

Para llegar a Calobre se puede ir por dos rutas: desde Santiago, pasando por San Francisco de la Montaña y luego desviándose hacia Calobre, esto te toma un tiempo de 45 minutos. Si vienes por la carretera Interamericana puedes tomar la ví­a que conduce hacia el Jaguito en el Roble y esto te toma un tiempo de 1 hora y 20 minutos hasta llegar a Calobre. Desde la ciudad de Panamá es aproximadamente 3 horas y 15 minutos. Y como decía en la valla de carretera “Calobre es un paraíso por conocer”.