Pero bueno, el sitio es espectacular, mejor si vamos rÃo arriba donde gran parte de los mortales no se atreve a llegar. Hay una cascada que en lo personal me sentàcomo en algún paraje celestial, por minutos olvido quien soy y me sumergàen un frenesàde libertad profunda y sincera. (Ya existe una entrada privada por este lado 2$ la entrada a las cascadas de arriba 2022)
Pasamos por nuestro guÃÂa local en Chicá y emprendimos la caminata hacia el SACA LÃÂGRIMAS. La meta serÃÂa regresar del mismo antes de las 2pm. HabÃÂamos escuchado rumores de una represa que tiene la finca Loma Linda por los lados de Buena Vista de Chame, que retiene el agua que generalmente cae a esta quebrada.
Siento un profundo respeto y admiración por quien fue Victoriano Lorenzo; a pesar de ser un personaje que se menciona de manera superficial en los textos escolares y solo hablan de cómo y dónde murió cuando realmente la historia es mucho más profunda. Un prócer, un mártir, un cabecilla representante de los pueblos humildes de Panamá.
Camping Cascada La Gloria de Capira
Salida: Sábado 2 de Abril a las 7am (Terminal de Albrook)
Regresamos el dÃÂa Domingo 3 de Abril en horas de la tarde (Metro de 5 de mayo)
Incluye:
Chiva local 4×4 ida y vuelta. Es el único transporte apto para las lomas del lugar.
GuÃÂa, BotiquÃÂn de primeros auxilios, Fogata.
Visita a cascada de Bajo Bonito
Hiking a la cascada La Gloria de Capira (media hora aproximadamente)
Camping en La Gloria en terreno privado.
Rico sancocho al final de la jornada.
Lo prometido es deuda y quedamos con Menchaca en dar a conocer su hermosa finca, ubicada al final de Chicá, bajando la calle que conduce hacia Bajo del RÃÂo, a mano derecha.
Con paisajes chameros y árboles frutales, nos recibe ParaÃÂso Escondido, un sitio para pasarla relajado,àacampando o acostado en una hamaca, disfrutando de un sancocho o un arroz con guandú.
Abajo nos esperan las cascadas El Guabitoày la del Buey, que constituye un cañón de decenas de cascadas y charcos.
En la noche, amarre bien su casa de camping, pues el viento sopla fuerte. Imprescindible siempre una buena fogata, con ramas secas y fáciles de conseguir en los alrededores de la finca.
No olvides el chocolate caliente o el vino; los malvaviscos o picadas, pues el espectáculo nocturno te espera. Miles de luces del lado PacÃÂfico se encienden y apagan en un baile singular.
Allá a lo lejos, Coronado, con su ahora selva de cemento y acá abajo El Nanzal de donde salen de los ranchos, el humo de los fogones.
TenÃÂamos pensado ir a ver el anochecer en el Cerro Tute pero, en Santa Fe hay tantas cosas por hacer, que nos oscureció antes de darnos cuenta, asàque al dÃÂa siguiente nos encaminamos al Tute con la orientaciónàde los taxistas, que nos recomendaron, a su beneficio, no subir Tute desde la calle de asfalto a pie, pues nos iba a tomar hasta 4 horas, asàque nos podÃÂan llevar a la pata del cerro.
La razón por la que me gusta tanto este lugar es simple, el contacto tan especial que existe entre naturaleza y humanos es impresionante. Obviamente tengo mi “secret spot” donde me quedo a pernoctar y puedo asegurarles que la fauna que uno ve en un solo dÃa es increÃble; voy a describirles solamente lo que vi en mi última visita de dos dÃas en ChiguirÃÂ.
Esa misma noche escuchamos sonidos extraños provenientes de un Ãrbol de caimito, al acercarnos sigilosos pudimos distinguir en la oscuridad la forma de unos animalitos que se abalanzaban de un árbol a otro, se trataba de una manada de monos nocturnos (jujuná), toda una familia que iban a cenar caimito justo encima de nuestra carpa; se nos quedaban viendo atentos y con esos ojazos preciosos, nos veÃan asustados mientras comÃan y hacÃan su sonido particular. Y ¿adivinen? De pronto pasó un animalillo tan rápido que no distinguimos si se trataba de un olingo o un cusumbi.
Y bien, nos fuimos a dormir mientras una rana descansaba sobre una planta del hostal, los bichos hacÃan sus sonidos de la noche y llenaban el ambiente de una manera fantástica.
A la mañana siguiente nos levantamos con ganas de caminar y fuimos a explorar detrás del hostal. HabÃa un cerrito, primero pasamos una loma bastante inclinada, un alambre de púas, llegamos a un área llena de pinos con vista al Cerro La Vieja y no muy lejos, volaban unos gavilanes grises que denotaban estar disfrutando la mañana fresca y llena de rocÃo.
“El Cholo Guerrillero, Victoriano Lorenzo, durante la Guerra de los Mil dÃas, dejaba de vez en cuando a sus hombres para ir a ver a la Vieja. Este era el sobrenombre para la mujer que vivÃa por aquellos montes coclesanos adonde el caudillo liberal iba a recobrar fuerzas para volver, luego, a la lucha. Eso, según los habitantes de la región, dio su nombre al Cerro La Vieja o Cerro de La Vieja“.
Las paisanas graznaban y se lanzaban de un árbol al otro. Otras aves llenaban el ambiente con sus cánticos comunes como el motmot, los ruiseñores y los carpinteros.
Bajamos la loma y regresamos a hacer el desayuno, pero lo que nos esperaba frente a la cocina eran unos lindÃsimos monos tità tan curiosos que no se movieron de ese árbol por buen rato. Pudimos adelantar el desayuno y ellos seguÃan en el árbol, estos sàse dejaron tomar fotos.
Compartimos el desayuno con “Aye Aye” y “Coronel”, dos canes amigos que siempre están en el lugar, aprovechamos un rato para reposar y decidimos irnos a alguna cascada de las varias que hay cerca de Chiguirà Arriba.
Tomamos un bus y nos bajamos en el pueblo, caminamos preguntando donde podÃamos encontrar otra cascada aparte de Tavidá, que es la común a visitar en este lugar. En el camino nos topamos con un Colarejo o tucancillo “rockero” (Collared aracariÂ).
Encontramos un chorro pequeño y llamativo que a mi en lo personal me transmitió un poco de miedo a pesar de no parecer peligroso.
Fuimos con mi prima postiza Roxanaà(nieta de la señora Tunina que menciono en el post de Bajo Bonito), ya que ella se dirigÃÂa a La Gloria a dejar un mandado; generalmente no existe transporte público hasta La Gloria asàque los pobladores acostumbran caminar diariamente hasta llegar a sus hogares.
Pasamos varias quebradas, a decir verdad, bastantes. Vimos el cerro ChichibalÃÂ de Capira a lo lejos, por instantes nos rodeaba la neblina y nos serenaba la lluvia.
Ya el sudor se hacÃÂa presente y caminamosàmás rápido que de costumbre, aunque a pesar de nuestros esfuerzos, todo nos tomó 2 horas exactas, sin importar que nos habÃÂan dicho que el camino era solo una hora. Sinceramente, cuando hablamos de tiempo con la gente del campo nunca les creo, ellos caminan muyàrápido y generalmente no poseen reloj o indicador del tiempo.
Nos percatamos de queÃÂ bordeamosÃÂ el rÃÂo, de nombre CirÃÂ Grande, que posee muchas caÃÂdas de agua y algunas cercanas a la vÃÂa principal. La gente de estos pueblos saben el valor del agua, y cuidan sus rÃÂos como oro.
En este lugar las casasàestánàdistanciadas unas de otras y separadas poràhectáreasàgrandes de terreno que utilizan para cultivar vÃÂveres. La escuela primaria es nueva, pero antes de que existieran los niños debÃÂan caminar hasta Bajo Bonito para recibir clases.
Nuestra recomendación es pagar a los dueños de la casa de madera entre 3 a 5 dólares de colaboración.
Si les digo cuanto mide, les miento. Para mi, y sin haberla medido, digo que quizás unos 70 metros. Realmente es una cascada escalonada, o sea que se puede subir con cuidado, arriba se encuentra la cascada La Tulivieja y otras más. Nos dedicamos a contemplar su belleza, embelesarnos con tan magnÃÂfica obra de la Naturaleza y bañarnos en sus frÃÂas aguas, que invitan al deleite.
Al poco tiempo nos regresamos y nos quedamos un rato conversando con Mary Ovalle, la dueña y señora de esos terrenos, una mujer amable y carismática, nos ofreció guineos y nos mostró sus orquÃÂdeas. Compartimos el lunch con la familia, admiramos el paisaje, nos despedimos y caminamos de vuelta a Bajo Bonito, claro ahora nos tomó menos tiempo pues casi todas las pendientes eran en descenso.
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.