Quizás estaba en primer grado de pre media, cuando fuàcon mi madre y nos bañamos en ese maravilloso lugar. Recuerdo claramente que lo hice en “petipán” pues no estaba dentro del plan visitarla. Fue una visita rápida, para sacarnos la calor que tenÃÂamos. Los chiquillos se bañaban en calzoncillos y las niñas en petipan. Uno de esos momentos llenos de luz y libertad que nos regala Madre Tierra, sentimientos que florecieron en mi alma con el paso de los años.
Aquel dÃa no tenÃa ni la menor idea de lo que se me venÃa encima. Nos encontrarnos en la Terminal de Albrook a eso de las 6am y a las 6.30 ya estábamos comprando algo para desayunar y abordar el primer bus de Gamboa.
Antes de eso quisimos ir a buscar algo de comer para llevar, y como no querÃamos perder el bus, ya que estos en fin de semana salen cada dos horas (2011), al pasar por una esquina vimos un señor vendiendo empanadas y de eso nos abastecimos, y agua.
Escogimos entrar por Plantación y no por el lado de la carretera Forestal (donde está la verdadera entrada del Camino de Cruces), ya que en este último lugar es muy difÃcil tomar autobús.
Apenas entramos al Camino de Plantación vimos tres monos aulladores (Alouatta palliata) dándonos los buenos dÃas. La entrada para nosotros fue 1$ por ser estudiantes. Para generales, la entrada es 3$ y extranjeros 5$.
Mono aullador.
El inicio de la caminata fue fresco, vimos muchas aves y algunos ñeques; hay bancas de cemento en el trayecto, al principio del sendero algunos árboles marcados con su nombre. Cuipo (Cavallinesia platanifolia), Barrigón (Pseudobombax septenatum), Nazareno (Peltogyne purpurea), Guayacán (Tabebuia guayacan).
Ave Plain xenops
Entre las aves que se dejaron ver en todo el recorrido estuvieron: el cuclillo faisán (Dromococcyx phasianellus), ¡nuevo para mi!, el Trogón colipizarra (Trogon massena), Tucan pico iris (Ramphastos sulfuratus), Momótides (Momotus momota), Loros coroniamarillos (Amazona orchrocephala), un Plain Xenops (Xenops minutus); al principio del sendero vimos un Trepatroncos chocolate (Xiphorhynchus susurrans), varios Hormigueritos alipunteados (Microrhopias quixensis), Saltador Gorguianteado (Saltador maximus) a lo lejos; vi algo parecido a un Mielero verde. Y por supuesto que muchas tángaras, espigueros, semilleros, entre otras aves.
Manakin
Bordeamos una quebrada hasta donde termina el Camino de Plantación, que son aproximadamente 5km hasta llegar a un herbazal alto de Paja canalera (Saccharum spontaneum) en donde el bosque desaparece por un rato e inicia nuevamente en la señalización del Camino de Cruces.
Descansamos un rato en donde esta la intersección que separa los dos caminos, comimos “algo” y al rato seguimos, no podÃamos demorarnos demasiado en las paradas ya que tenÃamos exactamente las horas del dÃa para hacer el recorrido ida y vuelta. Observamos un rato el mapa y avanzamos.
Al entrar en el Camino de Cruces, no habÃa un sendero marcado, lo que habÃa era un revoltijo de hojas por todos lados, puestos de cazadores, y un par de letreros que indicaban que Ãbamos bien.
Aquàel bosque cambia, se vuelve pesado, en momentos te rodea de manera rotunda, te invade la respiración con su olor a materia putrefacta y ni decir más adelante, que el bosque se cierra aún más, es una selva y deja de ser sendero para convertirse en paredes altas con solo un metro aproximadamente entre esas paredes para caminar, con el suelo repleto de hojas expenso a que te salga una serpiente en cualquier momento, los monos molestando y enfurecidos nos trataban de tirar sus excrementos y su orine.
Anolis
Vimos aulladores, cariblancos (Cebus capucinus) y escuchamos monos tità(Saguinus geoffroyi). Nos topamos en variadas ocasiones con ñeques (Dasyprocta punctata), gato solo (Nasua narica), chachalacas (Ortalis cinereiceps) y hasta me pareció ver una liebre de monte.
Ãrboles de gran tamaño y con amplias raÃces, tuvimos la dicha de ver el enigmático árbol de vela (Parmentiera cereifera), llamado asàporque sus frutos asemejan a una vela de cera y el cual es difÃcil de encontrar.
Fruto del árbol de vela
La cantidad de insectos era infinita y estaban por todos lados, recostarse en el suelo significaba salir con quien sabe cuantos aguijones en el cuerpo, me mantuve en movimiento pues no quiero volver a saber de los tórsalos por un buen tiempo.
Llegó un momento en que me sentàagotada, la humedad estaba jugando con mis sentidos y con mi cuerpo, el sudor no se hizo esperar y estuvo presente en todo momento. Casi no nos detuvimos pues tenÃamos pensado llegar antes de las 1pm a Venta de Cruces.
El Camino de Cruces era una vÃa tan normal como la carretera Interamericana de nuestros dÃas, pero sumamente estrecho, en ese tiempo medÃa aproximadamente 1 metro y medio de ancho, con precipicios en partes y curvas peligrosas.
Era utilizado en las dos vÃas, de Chagres a la Ciudad de Panamá y viceversa. Desde el pueblo de Chagres, se viajaba rÃo arriba en cayucos, remados por fuertes esclavos que poseÃan la fuerza viril para tales hazañas, no cualquier hombre podÃa hacerlo, los que lo hacÃan tenÃan tremenda contextura fÃsica y se dice que los indÃgenas muchas veces eran asesinados por no poder hacer tales funciones. Los africanos remaban luchando contra la corriente, bajaban en Venta de Cruces, con la mercancÃa encima y caminaban o utilizaban mulas, hasta la ciudad de Panamá, una distancia de 60 millas.
Desde Las Cruces hacia Panamá, era un dÃa de viaje, por medio de las mulas. Cada una de ellas se alquilaba a razón de $ 15 por dÃa, sin incluir el equipaje. Por los continuos robos de oro y piedras preciosas, llevadas a cabo por los asaltantes, se constituyó una especie de milicia privada, bajo la dirección de un antiguo militar, llamado Ran Runnels, quien integró un cuerpo bien entrenado, que procedÃa a linchar a cualquier ladrón, sin mayores contemplaciones. Esta forma agresiva de lidiar con los malhechores, terminó con la ola de asaltos a los viajeros.
ImagÃnense la historia tan grande que tiene este lugar, incluyendo las batallas que ahàtienen que haberse dado entre viajeros y malhechores y quien sabe cuantos habrán muerto.
Esas paredes fuertemente construidas aún están intactas, ni los bruscos cambios desde el siglo XVI hasta nuestros dÃas han logrado derribarlas.
Y como todo acaba, cuando se inauguró el Ferrocarril de Panamá, el 28 de enero de 1855, vino el total abandono del Camino de Cruces, cuya memoria todavÃa está presente, por la gran importancia que tuvo en el desarrollo de Panamá, por más de tres siglos, recordando que el pirata Henry Morgan, empleó esta ruta para cruzar el Istmo y atacar a Panamá.
Al kilómetro diez me desesperaba, necesitaba algo dulce que me diera fuerzas, comida, más agua y debÃamos guardar la poca agua que tenÃamos para tomar algo al llegar y al regresar.
Por lapsos parecÃa que iba a llover, y sentÃamos que se acercaban los aulladores, la selva nos hablaba, las aves estaban por todos lados pero no se dejaban ver a pesar de que tenÃamos los sentidos agudizados y preparados para cualquier cosa.
Por otro lado estaban los letreros de la PolicÃa Nacional que advertÃan las fases del camino, ya que ellos utilizan este camino para entrenar. Pudimos leer: “fase2: No van muy lejos los de adelante si los de atrás caminan bien”, “fase3: No se preocupen, algún dÃa llegan” y finalmente “fase4: Los felicito, llegar es la misión”.
Finalmente vimos un letrero que indicaba que solo faltaban 1 kilómetro y medio y me sentà muy feliz pues eso indicaba que estábamos a punto de llegar a Venta de Cruces, a las orillas del RÃo Chagres, y en minutos, ¡llegamos!
A la delantera veÃamos el inmenso RÃo Chagres que parecÃa un mar bravÃo, asÃÂ como el Hotel Gamboa Rainforest Resort.
El área de venta de Cruces es apta para acampar, claro con mucho cuidado pues me atrevo a decir que es donde seguramente es fácil que pasen muchos animales, por su cercanÃa al rÃo; vimos puestos de cazadores, lo que me indignó, pues esto demuestra que no se cuida bien este sendero tan importante para la biodiversidad de este parque nacional, que cuenta con más de 4590 hectáreas paralelas a las riveras del Canal de Panamá.
Algo que pudimos notar, por nuestra hambre, fue que en el camino hay muy pocos arboles frutales, incluso quedamos en regresar a sembrar pues nos parece que los árboles frutales en senderos transcurridos son de suma importancia para el visitante.
El valor de este parque es muy amplio históricamente, geográficamente, ambientalmente y sin embargo es uno de los parques del que menos estudios y conocimientos se tiene a pesar de haber sido declarado zona protegida en 1980, mediante el Decreto Ejecutivo N°13 del 27 de mayo, hace mucho.
Cabe destacar que la dificultad del sendero es baja, no hay grandes pendientes ni muchas lomas, es importante la resistencia ya que la distancia y la humedad te lleva a perder mucho lÃquido, por lo que es importante llevar reservas y buenas botas para senderos.
Ãbamos en maratón contra todo, desafiando al tiempo tratando de llegar antes de las 6pm a la carretera de Gamboa para poder llegar a nuestras casas, pero en ciertas partes tuvimos que parar a descansar y comernos las empanadas malas, que aunque estaban malas, al fin de todo eran comida.
Al pasar por las quebradas me detuve a lavarme la cara y los brazos llenos de picadas de bichos. Los monos cariblancos llegaron nuevamente, esta vez más enfurecidos que antes, hacÃan sonidos extraños como de un perro cuando está peleando.
Cuando llegamos a la intersección del Camino de Cruces con Sendero de Plantación nos alegramos pues ahora solo faltaban 5 kilómetros más, ya habÃamos recorrido 5km. Esto daba un total de casi 25 kilómetros en el dÃa por la selva tropical Húmeda del Parque Nacional SoberanÃa.
El recorrido por Camino de Plantación hasta la carretera de Gamboa para mi fue efÃÂmero, mi única meta era llegar antes de que anocheciera y asàfue. Salimos del sendero a las 5.30pm cansados pero felices por tremenda hazaña.
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.