En Panamá Oeste, existe un lugar del cual quedamos maravillados. Una de esas experiencias que van más allá de lo que uno se imagina.
A orillas de la Carretera Interamericana hay un Restaurante de nombre “La Hacienda”, La Granja de Alicia queda justo detrás.
La atención es espectacular y es necesario hacer reserva ya que reciben bastantes visitantes de escuelas primarias y es mejor preguntar antes de ir.
Nosotros aprovechamos para almorzar y con calma esperamos nuestro turno. Nos recibió una guía que explicó absolutamente todo el movimiento de la granja, información de los animales y también curiosidades. La guía satisfizo todas nuestras inquietudes y a medida que avanzamos nos daban comida para dar a los animales.
Entre los que vimos están: caballos, poni, vacas y terneros, cabras y carneros, ovejas y cabritos. También conejos de diferentes razas, gallinas de varios tipos y hasta pavos, patos, wichichis (Dendrocygna autumnalis) con acceso a un estanque.
Uno de los favoritos de Francisco fue ver un cerdo de los llamados “mini pig” que acababa de parir y tenía varios tiernos cerditos.
Alimentamos las gallinas que corrían hacia nosotros buscando nuestras manos llenas de maíz, están muy acostumbradas al movimiento de la granja.
Al finalizar el recorrido, ofrecen el servicio de paseos a caballo (5$) alrededor de las instalaciones.
Tarifas: RESERVAS al 6689-0580
Adultos
$6.00
Niños con condición especial
$2.00
Jubilados
$3.00
Niños (0 a 11 meses entran gratis)
$4.00
El sitio también ofrece el servicio para Cumpleaños temáticos. La verdad es que La Granja de Alicia es un espectáculo tanto para niños como adultos, yo quedé maravillada conociendo tantos detalles de estos animales. El lugar está cuidadosamente cuidado y decorado también para tomar lindas fotos.
La escuela está ubicada luego de 2 pasos de rÃo, por ambas vÃas. Queda casi aislada por el rÃo, que le bordea y aporta esa belleza exótica de vivir y dormir con el sonido del rÃo e intercalar los silencios de la clase por las crecidas estrepitosas.
En algunas ocasiones me fui hasta la cascada, siempre es una delicia caminar por este pueblito, sus caminos de tierra que le bordean y llevan directo a ella. Tiene el acceso de arriba que llega a la parte alta de la cascada y otro sendero que te lleva por debajo.
Es de fácil acceso considerando el difÃcil acceso en 4×4, es decir, para llegar al Bajo debe ser en un buen 4×4, para llegar a la cascada se cruzan varios rÃos o quebradas. Es una sola vÃa principal que te lleva hasta ahÃ.
En el Bajo la gente es LO MÃXIMO, SE LOS JURO. Son la gente más linda y amable. Como cualquier sitio en el mundo, por razones de seguridad es mejor andar en compañÃa, por si te ocurre un accidente, puedan ayudarte; hay tiendas y son productores de variadas verduras y hortalizas.
Subiendo por el Alajuela, entramos al Chagres o RÃo de los Lagartos, como le llamaron los conquistadores españoles. Lo que me importaba a mi eran las reacciones de mis familiares, sobre todo mamá y mi hijo, ya que jamás habÃan subido a una piragua.
Aquà se ven animales variados como aves rapaces, garzas y tángaras, en las riveras del rÃo es posible ver caimanes y hasta nutrias.
Doy siempre gracias a Dios y a la vida por permitirme en esta ocasión llevar a mi familia, no todos los sitios se prestan para llevar personas mayores y niños a la vez. Como siempre, totalmente recomendado y si necesitan extra info Y SABES CUIDAR TU ENTORNO , estoy a la orden.
A pocos kilómetros de la ciudad de Panamá encontramos una joya de la etnografÃa cultural panameña: las comunidades Emberá en el RÃÂo Chagres.
En esta ocasión fuimos a la más alejada de las comunidades del RÃo Chagres: Emberá Drúa. Lo escogimos por la belleza que posee Alto Chagres, para nosotros mientras más lejos, mejor.
Los Emberá del Chagres llevan muchos años dedicándose al turismo sostenible y han logrado posicionarse como un atractivo único para el turista al momento de visitar Panamá.
Las piraguas son piloteadas por un motorista y un indÃgena que va en la parte delantera indicando por donde tomar, midiendo profundidad y agilizando la piragua cuando se toman partes del rÃo poco profundas.
Inmediatamente se aborda la piragua, empieza una aventura repleta de la más pura felicidad. Ellos, los indÃgenas, apenas se llega al puerto los puede divisar con su particular vestimenta, algunos utilizan falda de chaquiras y los más tradicionalistas utilizan taparrabos.
Dentro de la piragua todos los viajeros tiene que opinar sobre la hazaña que es dirigir la misma. Cuerpos esbeltos, macizos y de tez ocre dan paso a una habilidad aprendida de sus ancestros.
Cascada Quebrada Bonita
Al cabo de un rato, llegamos a un borde del rÃo, donde luego de pasar un bosque primario de galerÃa, llegamos a una cascada escalonada que llaman “Quebrada Bonita”, perfecto sitio para darse un baño en media selva.
De regreso en la piragua, divisamos la playa que se forma a orillas del RÃo Chagres, el mismo que fue llamado el rÃo de los Lagartos por Cristobal Colón en el año 1502, por la cantidad de cocodrilos que encontró.
Una vez abordamos nuevamente la piragua, subimos rumbo a la comunidad de Emberá Drúa donde nos reciben con cantos, sonrisas y manos gustozas de nuestra presencia.
Cuando se creó el Parque Nacional Chagres en 1985, ya los indÃgenas de la etnia Emberá tenÃan 10 años establecidos en el Ãrea de nombre “2:60” como se llamaba en los mapas del Canal de Panamá; luego de la creación del parque debieron acoplarse a un nuevo estilo de vida impuesto por las normativas del paÃs, dentro de las que se limitaba el uso de tierra agrÃcola para subsistencia más no para comercio. Iniciaron asàun giro 360 dedicándose exclusivamente a la artesanÃa.
Cuando preguntas a Mateo sobre la influencia del turismo en el lugar, te responde ” Turismo ha sido una buena idea para nosotros. Tiene un impacto mÃnimo al ambiente, pero tiene la sostenibilidad a largo plazo. Más importante que todo, el turismo ha causado una nueva vivencia en nuestra cultura y artes tradicionales. Somos orgullosos de quienes somos. Y somos orgullosos para compartir quienes somos con ustedes, nuestros visitantes. Son ustedes, nuestros turistas, que nos apoyan a vivir sosteniblemente esta vida especial. “
Siempre, ampliamente Feliz al ver a nuestros clientes serlo. Somos personas muy sensoriales y sabemos que a todos les fascinó. Alto Chagres siempre deja un buen sabor de boca y unas ganas inmensas de regresar y vivir una experiencia aún más profunda, quizás, chamánica.
Si usted desea conocer este sitio nos puede contactar al whatsapp 6592-9153.
La gente que le habita es de carácter amable y servicial. Actualmente buscan incursionar en el turismo ya que posee hermosos rÃÂos y montañas además de ese ambiente campesino panameño tan particular.
Esta vez planeamos ir hasta uno de los atractivos más inhóspitos del sitio, la cascada de Jordanal pues asà le llaman los lugareños. Ya sabÃÂamos que serÃa extremo pues cuando uno pregunta a un local que tan difÃcil es llegar y te responden que está lejos, es porque lo está; de menos te dicen que “está cerquita”.
Una vez en el pueblo emprendimos la marcha que desde el momento inicial sabÃamos serÃÂa en ascenso constante, en el camino se nos unieron locales adultos, niños y un curioso perrito.
Una vez dentro de la selva el camino se puso tedioso para los de menos experiencia, siempre subiendo, constantes curvas, árboles enormes de un bosque primario magnÃÂfico, alta humedad, plantas extrañas, muchas raÃÂces que hacen de escalera en parte del sendero nivel moderado.
Vimos tucanes, aves de brillantes colores, ranas exóticas, ardillas miniatura correr por las ramas de los árboles, y mientras los locales nos decÃÂan que faltaba poco, una nueva loma se nos presentaba.
¡Wow! A veces uno se hace una idea de un sitio y cuando llegas te decepcionas, no porque sea poco atractivo, si no porque simplemente la foto que viste tenÃa mucha edición o realmente no era lo que te esperabas. Este NO fue el caso. Pocas veces me ha pasado que llego a una cascada y el respeto a la belleza del lugar es tanta que ni me pongo a nadar. Esta vez fue asÃÂ, primero por eso y segundo por miedo a los calambres.
Los chicos aprovecharon y hasta hicieron clavados, el agua estaba realmente frÃa, pero eso se nos olvidó.
Nariño Aizpurúa nació en Volcán, Tierras Altas chiricanas. Lo conocàhace casi 10 años y apenas intercambiamos palabras, hicimos una gran amistad, al punto que cariñosamente le digo “papá”. Vi con admiración el crecimiento de sus hijos, a los que crio al filo de la naturaleza, en el arte de la escalada y rápel.
Actualmente lleva 360 ascensos al Volcán Barú y no conozco a nadie que lo haya subido más. Se caracteriza por su espÃritu jovial y profesionalismo en el Ãrea de montañismo, senderismo, rápel y arborismo además de ser lÃder scout desde hace muchos años.
Estas cavernas tienen un alto valor cultural debido a que fueron utilizadas por los antiguos indÃgenas como lugares de entierros y como refugios durante sus jornadas diarias.
Esta caverna en su interior es frÃa, y profunda ya que a pesar de que se pueda entrar encorbados, llega un punto en el que es necesario arrastrarse para llegar a la siguiente cámara.
Cuentan que hay numerosas cuevas a lo largo de la orilla sur del Lago Alajuela a una altura de unos 100 metros sobre el nivel del mar. Generalmente son pequeños y poco profundas. No se tiene conocimiento exacto de la cantidad, principalmente por ser un área cuya geologÃa ha permitido la formación de estas cuevas.
Algunos geólogos cuentan que el Turega es uno de los tantos domos o conos del volcán del Valle de Antón, estrato volcán gigantesco y aunque los factores erosivos lo han deformado, aún sigue siendo imponente.
Nos topamos con nuestra guÃa local, Vero, que creció en las faldas del Cerro Turega y conoce de primera mano todo a su alrededor. Curioso es que en la primera visita de Vero al cerro, fue mordida por una serpiente equis; ni esto impide que ella mantenga su devoción.
La comunidad es muy celosa de su recurso natural. Para subir el cerro es necesario ir con guÃa local, además debes solicitar un permiso con el lÃder del pueblo.
El Ãrea protegida serÃa en Turega y Cucuazal como Reserva HÃdrica, pues existe una gran cantidad de bosques con fuentes de agua y manantiales que abastecen del vital lÃquido a la población rural de Pajonal, Churuquita Grande y otros corregimientos.
Salen 9 acueductos de cada cerro (Sofre, Sofre Abajo, Aguela, Turega, Churuquita Grande, etc)
El plan ya se lleva a cabo y esperamos pronto ver en gaceta oficial del 2017 pues el Ministerio de Ambiente, junto con biólogos y representantes de la comunidad, unen esfuerzos para que sea una realidad y se pueda establecer una ley que proteja la biodiversidad que se ve amenazada con potreros y ganaderÃa.
Una guía de turismo ecológico en Panamá, dedicada a descubrir ríos, montañas, senderos y aventuras en la naturaleza. Ideal para los amantes del aire libre y la exploración rural.