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Un paseo por Gamboa

El origen de Gamboa está asociado a la construcción del Canal de Panamá. La zona se empezó a poblar en 1911 con casas y cabañas a orillas del río Chagres para los trabajadores que construían el Canal de Panamá, donde después residieron militares de Estados Unidos hasta 1999.

Cuando niña lo único que conocía de ese lado era el Parque Municipal Summit, recuerdo al lagarto Juancho que hace unos años murió, y otro par de animales de la selva panameña.

Gamboa está situado en una curva aguda del río de Chagres en el punto que alimenta el lago Gatún. Justo al sur de Gamboa, el lago Gatún y el río Chagres se encuentran con el Corte Culebra (Corte Gaillard), donde el Canal atraviesa la Divisoria Continental. Por lo tanto, aunque Gamboa está más cerca del lado pacífico de Panamá, su cuenca está en el lado Atlántico. Una vez pasas el puente estás en la provincia de Colón.

Un solo carril de hierro y puente de madera cruza el Chagres y es el único acceso por carretera a Gamboa. Este puente todavía está en uso hoy. Los vehículos que esperan pasar el puente deben esperar a que un semáforo de señales, ya que sólo es capaz de proporcionar espacio para un carril de tráfico a la vez. En diciembre de 2010, este puente fue el sitio de las inundaciones masivas y de las enormes islas flotantes que pasaron bajo el puente, con árboles golpeándolo violentamente, lo que llevó al cierre temporal del Canal de Panamá y ya se encuentra en gestión un nuevo puente.

Una vez, siendo una adolescente, caminé con algunos amigos desde Summit hasta el Sendero el Charco que está a uno 5 minutos en auto después de pasar Summit.

Por El P. M. Summit hay dos lagunas separadas por una carretera de piedras, buenísima para observación de aves. Las lagunas son pantanosas y hay caimanes en ellas, así que no son aptas para bañarse, considero que son solo para observación o sacar buenas fotos. Están ubicadas justo al frente de Summit, en una calle que baja hacia la línea del ferrocarril, se sigue hasta ver una garita fronteriza, de ahí se camina a la izquierda y se encuentran las lagunas.

Gamboa está a 32km de la ciudad de Panamá y 25 km desde Arraiján. Es un lugar donde llueve mucho, la precipitación es elevada, pero nada más con llegar al puente de madera, por el que pasan autos y el ferrocarril, caminar sobre él es toda una experiencia, más aún con el paisaje exótico.

Antes de llegar al puente hay un pequeño muelle donde se puede pescar o simplemente quedarte un rato allí si te conformas con observar. También salen diferentes tours a las islas cercanas, como Isla Monos o Isla Barro Colorado.

En el sendero el Charco hay que tener suerte, la mayoría de las veces está sucio, lo bueno es que tiene un rancho con una parrilla en donde puedes improvisar, baños y acceso fácil con barandales y hasta sillas para descansar, con suerte entras gratis, a veces hay guarda parques que cobran pues ésta es una instalación de la ANAM y forma parte del Parque Nacional Soberanía.

Toda el área de Gamboa es perfecta para la observación de aves.

Dentro del P. N. Soberanía y en Gamboa, también se encuentra el Camino del Oleoducto, el Camino de Plantación y muy cerca, parte del Camino de Cruces.

Dentro del parque se encuentra una estación de investigación científica operada por el Instituto Smithsoniano​ y el Gamboa Rainforest Resort, un hotel ecoturístico.

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Salto del Harino en Las Lajas de Chame

Escondido en la comunidad de Las Lajas de Chame se encuentra un chorro que es casi conocido solo por los lugareños. En épocas de invierno suele estar un poco sucio pero ya en el verano cambia un poco la tonalidad del agua.

Tiene un salto increíble de unos 12 metros de altura desde el cual los jovencitos hacen mortales clavados con tal destreza que te logran poner los pelos de punta.

El rí­o el Harino tiene la particularidad de que sus rocas son lajas que van formando escaleras naturales que son utilizadas para bajar a la parte cóncava donde la gente se baña.

Ciertamente no es recomendable para personas de la tercera edad y hay que tener mucho cuidado al bajar pues hay partes en las que prácticamente hay que escalar, de manera tal que tampoco es fácil llevar coolers o cosas pesadas.

Es conocido por ser el chorro al que llegó el cantante Justin Bieber, cosa que nadie esperaba que sucediera en ese momento.

El chorro esta situado en la comunidad de las Lajas de Chame, justamente antes de llegar a el Rey de Coronado, a la mano derecha hay una calle al lado de un mini súper, se entra por ahí y unos 10 minutos más adelante a mano derecha la Escuela Las Lajas, después a la izquierda verá una gallera abandonada y una callecita de piedras al lado, se entra por ahí y siga hasta llegar al patio de una casa.

Recomendación: NUNCA dejar el auto a la deriva, hable con los vecinos del área y pague por el servicio de parking.

Las Misteriosas Lagunas de Volcán, Chiriquí

Entre cuentos y leyendas siempre me llamaron la atención las famosas lagunas. Escuché que eran hermosas pero a la vez misteriosas.

Las Lagunas están ubicadas en el corregimiento de Volcán, distrito de Bugaba, provincia de Chiriquí­, aproximadamente a 45 Km. al Noroeste de la Ciudad de David y a 2 Km. al Suroeste del poblado de Volcán. La temperatura media anual en la zona es de 14ºC. Estas dos lagunas se encuentran a una altitud de unos 1200 metros sobre el nivel del mar.

Cuando llegamos, nos esperaba un trecho algo largo, por lo que es recomendable ir en auto 4×4. Al llegar a la entrada todo estaba inundado ya que había llovido por tres días. Seguimos nuestro camino, el sol radiante nos dejaba apreciar lo hermoso que es el pueblo.

Las lagunas de Volcán se encuentra dentro de una zona de antiguas calderas volcánicas que se caracterizan por: los basaltos-andesitas, cenizas, tobas aglomeradas y lavas.Dale clic al mapa

Consideradas como un área natural de gran importancia, tanto por su biodiversidad como por el hecho de que las mismas constituyen el único humedal pantanoso que existe en las tierras altas de Panamá, y el quinto de este tipo en toda la región centroamericana.

Entre las especies de mamíferos se pueden encontrar el venado corzo, el conejo pintado y los ñeques. Además se pueden hallar: zarigueyas, armadillos, ardillas rojas, conejos muletos, etc.

Ahí­ no terminaba nuestro recorrido, a quince minutos de camino por fin conseguimos llegar a la “laguna grande”. 

La zona, denominada Humedal Lagunas de Volcán, que incluye los bosques adyacentes tiene una extensión total de 1.43 kilómetros cuadrados.

La Laguna Menor tiene una superficie de 135,258 metros cuadrados (13.52 hectáreas) y una profundidad máxima de 3.5 metros; mientras que la Mayor ocupa una superficie de 173,435 metros cuadrados (17.34 hectáreas) y su profundidad máxima es de 9.6 metros.

Hay quienes comentan que este lugar no es más que un cráter abandonado de un volcán que una vez existió.

El sitio es excelente para visitar y contemplar la naturaleza por la gran cantidad de aves propias de las tierras altas chiricanas, y al viajar se puede observar el bosque primario muy hermoso en derredor así­ como deleitarse de la brisa y temperatura agradable. También es una excelente zona para pescar ya que en sus aguas pueden obtenerse peces como la Tilapia, la cual fue puesta en sus aguas por militares panameños en la década de los 80s.

Después de una tremenda tarde en la laguna, puedo decir que es un lugar sumamente relajante donde solo te dejas llevar por lo que ves y sientes, donde puedes pasarlo en pareja, familia o amigos.

Es necesario que aprendamos a valorar la gran riqueza natural que representan las Lagunas de Volcán y los bosques contiguos. De igual forma, debemos alarmarnos por su adecuada conservación, ya que en este sitio se puede apreciar cierto grado de contaminación causada por el modo irresponsable de algunos visitantes.

La Hermosa Laguna de San Carlos

He ido tantas veces a la laguna de San Carlos que ya no puedo escribir una historia en especial, pero si­ se merece un espacio pues es uno de esos lugares a los que jamás se cansa uno de ir.

La primera vez que fuimos nos dio la impresión de que estábamos en un paraje del paraíso, no había nadie, solo nosotros junto a la laguna y su naturaleza en derredor, la yerba era alta y nosotros, abstraídos, buscábamos el sendero al Cerro Picacho.

2En La laguna se puede acampar, pescar, subir el Cerro Picacho, Cerro Sapo o simplemente darte un baño en sus aguas.

Se encuentra a 25 kilómetros de la carretera Interamericana, entrando por la calle que está justo al lado del Mini Super Las Lajas, antes de llegar al Rey de Coronado. De allí­ conduces hasta ver una carretera de piedras a la derecha por la cual debes entrar. Si vas en transporte público, en el mini super antes mencionado puedes tomar un bus y el pasaje es de alrededor de $1.50.

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La laguna posee aproximadamente dos hectáreas de extensión y se alimenta principalmente de corrientes de aguas subterráneas y de algunos chorros de agua que caen al llover.

Siempre hay alguien accesible a contar las historias del lugar; se dice que en el centro de la laguna no hay fondo (leyendas); anteriormente habíamos escrito acerca de las historias de la laguna: Una de las mas significativas y misteriosas de las historias fue la de hace unos 30 años “unos extranjeros llegaron a la laguna investigando su profundidad, fauna y flora, pero para sorpresa de ellos, al entrar el buzo, se encontró con una cueva de la cual sacó un plato y un vaso de oro. Al salir a la superficie, le mostró a su compañero lo que había encontrado y éste emocionado le dijo que entrara otra vez a buscar más de la vajilla de oro, pues de seguro habían muchos objetos más !!con mucho valor!! discutieron un rato el asunto y el buzo accedió a entrar a ver si encontraba algo más pero lo que encontró fue la muerte pues mas nunca apareció. Se perdió en las profundidades de la laguna por su avaricia.”

El señor Gregorio siempre recibe a sus visitantes con gran ánimo, dispuesto a ayudarles en lo que necesiten o buscando la manera de que se pase el rato más ameno.

También se le conoce como Laguna Grande o la Laguna de Coronado, es fácil de recorrer, mide menos de un kilómetro, así­ que puedes caminar a sus lados y observarla desde los diferentes puntos y tomar excelentes fotos. Nos contaron que se ha cultivado peces y se pueden sacar algunos muy grandes, en las noches las corrientes arrastran grandes camarones de hasta 1 y 2 libras.

Hace poco nos dijeron que tienen un proyecto de ubicar jaulas de peces para una mejor producción, dejando libre gran parte de la laguna para la pesca de los visitantes.

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Hemos llegado a la conclusión de que en algún momento tuvo que haber sido un lugar ritual, por la posición en la que se encuentra.

Alrededor se pueden ver diferentes aves, a veces gavilanes y pequeñas garzas que alegran el lugar con sus sonidos y algunos cormoranes(Phalacrocoracidae) han llegado a hacer de este sitio, su casa. Las ranas que en las noches, se aparean retumbando sonidos increíbles, así­ como la cigarra que nunca deja de cantar.

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El agua de la laguna siempre es deliciosa para bañarse, de hecho nos hemos sumergido de noche e increíblemente a altas horas la temperatura del agua es tibia, y en horas de la tarde la neblina baja tocando el agua, a tal punto que en ocasiones es difícil ver a la persona que se encuentra a metros de ti. En verano, el viento es tan fuerte que crea pequeñas olas, dando la impresión de estar en el mar.

Actualmente poseen un restaurante con baño en el cual venden pescado de la laguna y algunos de agua salada, delicioso, acompañado con patacones o arroz, a diferentes precios y tamaños. También venden refrescos y en las mañanas se puede degustar de deliciosas hojaldas y café.

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Entrar a la laguna tiene un costo de 2.00 por persona. Si vas a acampar, depende del tamaño del camping el costo por noche. No se permite la venta de comidas pero si puedes llevar tus enseres y hasta barbacoa. Es importante indicar que está prohibido hacer escándalos.

Recuerda: llevar tu repelente y tu petate o colchoneta para tirarte en sus orillas y carga tu cámara fotográfica pues no te vas a querer perder de tremendo espectáculo.

Los Chorros de Olá, Coclé

Después de una visita a Natá de los Caballeros, nuestro guí­a Fanshi, nos reveló que iríamos a Los Chorros de Olá, dentro de la comunidad de Nuestro Amo.

La calle hace ya casi un año que está pavimentada, al contrario de algunas de estas fotos que fueron tomadas en el 2009 cuando el camino era de tierra y había que pasar varias quebradas.

A lo lejos, más allá de los campos donde siembran la verdura, vislumbramos el chorro como un hilo que cae por el medio de las montañas; nos saludaron los trabajadores del arado con un ejue!!!! y levantaron sus brazos en señal de alegría.

Hace unos años, el distrito de Olá era uno de los más pobres de Coclé, pero las cosas han ido mejorando. Es una de las regiones con excelentes paisajes, abundante naturaleza y hospitalidad de la gente. Es uno de los de menor población y al estar ubicado en un área montañosa, su clima es muy agradable.

Avanzamos alegre y despreocupadamente por entre un paisaje de verdes fulgores y de pronto a nuestro lado estaba un toro echado cuidando sus señoras vacas, pero al ver bien a el toro, nos dimos cuenta de que estaba suelto y nos veía impasible, así­ que aprovechamos y le sacamos algunas fotos procurando que estuviese bien sentado.

Un poco después Fanshi nos aviso de bajar y caminar. Seguimos la calle repleta de piedras con el sol estrepitoso, ya sentíamos el chorro de cerca, lo sentíamos encima, caminamos 15 minutos a paso lento, adelante nos encontramos con un poblador y nos contó que estas tierras estaban siendo vendidas y que quizás la inversión extranjera llegaría.

Los chorros son producto de una depresión geográfica en donde se fraccionó la tierra creando así­ el curso del río de El Caño, en el cual caen tres hermosas cascadas.

Llegamos al espectáculo natural, uno de los chorros más altos de Panamá registrado (año 2009) y con agua todo el año a una altura de 250 metros sobre el nivel del mar, con una caída de agua de aproximadamente 50 metros, arriba hay más caídas. Vimos una especie de túnel que se forma entre las rocas, dicen que detrás de la cascada hay una cueva, como a 20 metros de la base y desde ese punto se puede divisar el paisaje en medio de la colgadura de agua.

El paisaje era increíble, diferentes tonalidades de verde aparecían ante nuestros ojos, el chorro magníficamente grande, que nos dio miedo entrar al agua, pues no se veía el fondo, estaba turbio; Fanshi si entró, nadó un poco, descansó en una gran piedra inalcanzable a nuestras manos, subió a otra y se fue lejos.

Max siempre es “el loco”, lo veíamos dando vueltas, caminando de un lado a otro, saltando sobre las piedras, buscando no se qué y de repente lo vimos en la misma piedra donde se paraba Fanshi para saltar y lo hizo.

Estuvimos algún rato más allá­ y nos fuimos a Natá¡ a comer algo, pero con la idea demasiado clara de que pronto volveremos.

La Basílica Menor de Santiago Apóstol de Natá de los Caballeros, Coclé

Natá se encuentra a 183 Km. al oeste de la ciudad de Panamá, por la Carretera Interamericana. Aquel día, desayunamos en el camino y en Natá, nos esperaba nuestro guía de lujo, Fanshi.

Lo primero que le dijimos fue “llévanos a las iglesias”, La Iglesia Santiago Apóstol de Natá de los Caballeros se levanta en medio de la ciudad más antigua del litoral Pacífico y la segunda en tierra firme, posteriormente de Santa María la Antigua del Darién en 1519.

Destacan de su construcción la alta torre, a la que subimos y desde la cual se puede ver Natá, Aguadulce y parte de la Cordillera Central a lo lejos. Así mismo destaca el altar mayor y los altares menores. No obstante no hay una fecha exacta para la fundación de la iglesia, se cree que su cimentación empezó en 1522, después de que Pedro Arias Dávila, gobernador de Castilla de Oro, instalara una gran cruz de madera en el punto donde se alzaría la asombrosa obra, coincidiendo con la fundación de Natá.

La Basílica Santiago Apóstol es una joya colonial, construidas por los españoles hace ya más de cinco siglos.

La estructura del templo guarda un estilo basilical con cinco naves. Los materiales utilizados en las paredes son de la época colonial; cal y canto, una combinación de piedra con una mezcla parecida al cemento, la cual vimos al ir subiendo la torre, algo descuidada, claustrofóbica, con escalones altos y mareantes que parecían nunca terminar. Mide 25 metros de ancho y 50 metros de largo. Su fachada posee dos vanos de acceso con arcos de medio punto y está decorada con pilastras, columnas, mascarones y un remate de ondulado perfil, jaloneado a techos por pináculos y una torre de campanario.

El amplio interior cuenta con ocho altares tallados y está dividido en cinco naves en las que se localizan el coro, el baptisterio, dos óleos sobre lienzos, el impresionante púlpito que veíamos por primera vez en nuestras vidas y desde el cual los sacerdotes daban la misa en los tiempos de colonia, en los que se le prohibía a el pueblo acercarse a el altar así como al clero.

Frente a la iglesia, en la plaza pública, aún permanecen unas grandes piedras en forma de ruedas gigantes que llamaron nuestra atención, que fueron traídas desde el cerro San Cristóbal y eran usadas para moler el material empleado en la edificación de la obra. Se dice que la torre fue utilizada como punto estratégico de observación militar por los españoles. Los estilos barroco, plateresco y churrigueresco se combinan en este monumento nacional.

Esta ciudad fue llamada así, Natá: En honor al Cacique de Nombre Anatá, Natá o Natán que mandaba el área en que se encontraba el caserío.

En sus orígenes, que se remontan al siglo XVI hasta principios de siglo XVII, era la mayor aldea indígena en el Golfo de Parita.

Parece increíble que el pequeño pueblo de Natá de los Caballeros, fue en alguna ocasión más importante que la ciudad de Panamá. De hecho, cuando Panamá La Vieja fue saqueada y destruida por el pirata inglés, Sir Henry Morgan, en 1671, esta pequeña comunidad compartió brevemente con Penonomé, situado a unos 30 Km. al noreste, las funciones de capital colonial del país.

Se dice que cuando llegaron a la zona los primeros soldados españoles, encontraron suficiente comida en el pueblo como para alimentar a todo un ejército. Los peninsulares acabaron con un año de abastos en sólo tres meses, se casaron con las princesas del asentamiento, y mezclaron su cultura con la de sus anfitriones, para dar pasó a la población mestiza de las provincias centrales de Panamá.

Fanshi subió al altar, nos mostró y explicó algunos de los santos que están en la Iglesia de entre los que puedo recordar la Virgen del Apocalipsis y Don Bosco, Virgen Del Rosario, Retablo del Corazón de Jesús, San José, San Juan Bautista, San Miguel Arcángel, Santiago Apóstol; entramos a la sala de los sacerdotes, ya que Fanshi tiene acceso.

Nos mostró uno de los túneles que utilizaban en la época colonial para trasladarse desde la Iglesia hasta algunos cerros cercanos dentro y fuera de Natá. Algunas personas aseguran que estos túneles sirvieron como arma de guerra igual que la torre principal y ayudaron a que la ciudad no se viera afectada por los bombardeos españoles, otras personas dicen que los túneles los construyeron los españoles para defenderse de los indígenas. Algunos otros aseguran que el túnel fue una ruta de escape en caso de ataques y se cree que aún está lleno de armas.

Una leyenda que rodea el templo dice que el túnel tiene cinco salidas diferentes, las cuales están ubicadas, la primera y principal a la entrada y salida de la sacristía menor; la segunda está a la entrada y salida del campanario; la tercera en la capilla San Juan de Dios, aunque algunos aseguran que el sitio señalado era un huesario; la cuarta sería en la desaparecida iglesia de la Soledad, y la última estaría en el Cerro San Cristóbal; lo cual gracias a la Fundación Natá de los Caballeros Siglo XXI, se ha logrado comprobar su existencia y se está buscando la manera de recuperar su funcionamiento.

Las cinco salidas poseían caminos diferentes, se temía que la iglesia estuviera construida sobre vacíos por lo que la entrada del túnel a la sacristía menor permanece sellada.

Actualmente el túnel principal está sellado ya que Patrimonio Histórico, lo mandó a proteger, pues la Basílica forma parte de un grupo de monumentos históricos del país por la edad que tiene, y que fue hecha a finales del siglo XVIII y a inicios del XIX, no contando con fecha exacta.

El túnel se cree que fue construido antes de la iglesia, como a mediados del siglo XVIII, lo que da a entender que los indígenas ya habían sido colonizados.

Algunos de los moradores en tiempos pasados habían caminado el túnel en un pequeño tramo, pero no continuaban, ya que era muy oscuro y no encontraron ningún tipo de evidencias dentro de éste; los mismos cuentan que el propio Victoriano Lorenzo, utilizó este pasaje durante la guerra de los mil días para escapar del ejército colombiano.

Se dice que cuando Don Gonzalo de Badajoz llego a esta región en 1515, después de haber obtenido gran cantidad de oro de parte del Cacique París, ansiando más quiso volver a atacar al Cacique sufriendo una fuerte derrota que lo obligó a dejar lo adquirido a la comarca del Cacique Anatá, Natá o Natán, apreciando la gran fertilidad y riqueza de la región bañada por el Río Grande y Río Chico.

En 1516 llega a esta comarca el Licenciado Gaspar de Espinosa Alcalde Mayor de Castilla de Oro, siendo bien recibido por el Cacique Natá y permanece allí cuatro meses y vigila la nueva población que mas tarde se convierte en centro de futuras expediciones para la conquista  y colonización de otras regiones y países del continente. Espinosa le contó a el gobernador de Castilla de Oro Pedro Arias Dávila que habían tantos bohíos en el área, que tuvo temor al llegar al poblado, también le contó que había encontrado maíz en grandes cantidades, muchos venados, pescado asado, pavas y comidas de indios en abundancia; entonces no fue accidental que Natá fuera elegida por Espinosa para trabajar desde allí la conquista de otros lugares, sobre todo el del bravo cacique Urracá: Veraguas. La extensión territorial de Natá iba desde lo que se conoce ahora como Chame hasta los límites con Veraguas.

Natá recibió la llegada de 100 “caballeros” españoles que fueron enviados por Carlos V, Rey de España, escogidos entre las familias de abolengo, para traer la misión de mantener el dominio sobre los indios y propagar la fe católica y construyeron una capilla para su fin, La Capilla de San Juan de Dios, edificada en el ultimo cuarto del siglo XVII en 1670 y facilitó el proceso misionero en esta región indígena y contribuyo en la construcción de la Iglesia Santiago Apóstol; a ésta última capilla no pudimos entrar pues nuestra visita fue en día de semana y estaba cerrada, está ubicada a 100 metros de la iglesia y su estructura fue restaurada por la FUNAC.

El principal legado de aquellos tiempos es la iglesia del pueblo, la Basílica Menor de Santiago Apóstol –la segunda más antigua del Hemisferio Occidental-  única, declarada Monumento Nacional en 1941.

Los tres siglos que tuvo la localidad bajo el dominio español le dieron gran esplendor e importancia, tal como lo señalan documentos y libros que nos relatan un pasado glorioso de Natá de los Caballeros, y que debe ser motivo de profundo análisis y estudios por las presentes y futuras generaciones de panameños.

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Chorro las Yayas en El Copé, Coclé

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Arrancamos a las 6 de la mañana, desde la Terminal de Albrook hacia El Copé, en la búsqueda del Chorro las Yayas.

Al llegar al Copé, esperamos que llegara una chiva local que nos llevara hasta Barrigón, enclavado en la zona baja del Parque Nacional Omar Torrijos Herrera. Desde allí­ hasta Las Yayas hay una distancia de tres kilómetros.

Puente sobre río Colorado

La carretera fue recién inaugurada en Noviembre de 2014; recuerdo que antes de eso era difícil llegar al sitio por lo pedregoso y las calles solo eran transitadas por autos 4×4 y los transportes públicos del lugar, ahora es muy fácil acceder en auto sedán.

La visita a Las Yayas se complementa con maravillosas vistas del inmenso bloque de bosques tropicales, propios del área, verdes tonalidades, y el Río Colorado de increíbles pigmentos rojo, se trata de un cuerpo de agua superficial que presenta una tonalidad rojiza, aparentemente derivada de los minerales de la región o bien de alguna variedad de árboles que le confieren ese tono.

Aquí­, existe un puente color rojo, desde el cual se puede apreciar esta característica y desde donde se podría iniciar un recorrido para explorar la selva tropical típica de la región. Cabe destacar que también hay un Rio Blanco en donde ya los pigmentos desaparecen.

Aquí­ la comunidad local opera una pequeña tienda en la que se expenden dulces, frituras y bebidas gaseosas, principalmente a los mismos miembros de la comunidad. Asimismo es posible rentar una cabaña para más comodidad. B/. 2.00 para extranjeros y B/. 1.00 para nacionales.

Caminamos algún rato bajando unas escaleras rojas que nos llevó a diferentes partes del río. La primera nos introdujo a un chorro que desciende en medio de unas rocas cóncavas donde cae el agua bajo las sombras de las piedras.

Subimos los barandales y llegamos ante un mirador desde donde se veían las tres caídas de agua, El Chorro las Yayas, de cristalinas y frescas aguas, llena de mitos y leyendas.

Las Yayas, se llaman así­ por una antigua leyenda del Copé que trata sobre tres mujeres. Según los residentes, que hacen resonancia de estas costumbres que se transmiten verbalmente de generación en generación, los originarios relataban que al llegar al sitio siempre veían a mujeres hermosas bañándose en sus cristalinas aguas. Las apariciones se siguieron dando por muchos años aunque no todo el mundo las podía ver, debido a ello los pobladores bautizaron al charco “Las Yayas”, como se les llamaba comúnmente a las muchachas en esa época.

Las Yayas parecen ser otra leyenda legado de nuestros antepasados españoles muy parecido al de las Xanas en España que aparecen en los ríos durante la noche de San Juan. Es un misterio entonces que en algunas caídas de agua, se aparecen mujeres, ninfas y hadas, no solo en las Yayas, si no también en el Chorro de las Mozas en el Valle de Antón, en el Salto del Pilón de Los Santos donde se aparece una niña peinándose los cabellos.

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Las Yayas en su mayor salto se levanta sobre unos 15 metros de altura, y se puede disfrutar de las refrescantes aguas de la quebrada que alimenta las cascadas que se unen en una pequeña “”totuma”, como le llaman los lugareños al sitio que utilizan como balneario.

Es un lugar donde domina la belleza escénica, paisajes naturales y una biodiversidad de la flora y fauna.

El Copé está a solo 40 minutos de la ciudad de Penonomé, en la provincia de Coclé y tiene dos entradas principales con acceso cómodo: una por la carretera ví­a a Piedras Gordas y la otra entrando a la altura de la comunidad de Río Grande.

Playa La Huerta, Parque Nacional Portobelo

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Tomamos un bus en la Terminal de Albrook, Panamá- Colón Corredor e  increíblemente en menos de 40 minutos estábamos en el Rey de Sabanitas, pero decidimos irnos hasta la Terminal de la ciudad de Colón para tomar el bus hacia Portobelo desde allí.

Por un momento nos sentimos desorientadas, pero ya dentro del bus todo fue más fácil. Después de mucho reggae, buhoneros cantantes, y algún buen tiempo en el autobús, llegamos a Portobelo.

Dimos un paseo por las ruinas y la iglesia del cristo negro, conocimos un mono cariblanco  y caminamos hasta el puerto del Fuerte de Santiago de la Gloria (las ruinas que están en la entrada del pueblo, mirando hacia la bahía) donde tomamos un bote, cuyo precio  fue de 25 dólares por las dos, Evelin y yo, ida y vuelta.

Después de 10 minutos en lancha, de una preciosa vista del Atlántico, yates, casas de veraneo y botes inflables rápidos, llegamos a nuestro destino, Playa Huertas, tan pequeña que dijera “personal”, aguas verde claro a turquesa, el bosque que rodea es tupido, invitante, húmedo, toda el área forma parte del Parque Nacional Portobelo.

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Hay un espacio racional donde se puede acampar y dejar las cosas personales, no hay agua disponible. Playa Huertas es genial para hacer buceo, con mucho cuidado, pues se han visto barracudas y anguilas morenas en variadas ocasiones.

El mar es bastante tranquilo y no hay muchas olas, por lo que dificultaría el surf. En los alrededores hay monos aulladores, en la fauna de la playa se pueden ver pelícanos grandes pescando, cangrejos, peces saltadores, entre otros.

Hablamos con los boteros y se comprometieron a venir a buscarnos a una hora indicada, pues éramos las únicas en la playa y está bastante difícil salir de allí caminando, que digo difícil, es casi imposible, así que con algo de miedo nos quedamos solas, disfrutando de lo rico de las aguas, en intimidad total. Es buena idea tomar el número de teléfono del botero o de alguien conocido en el pueblo de Portobelo.

A la hora indicada nos fueron a buscar, sin minutos de retraso. Llegamos a Portobelo y pernoctamos en un restaurante al lado del puerto donde nos atendieron como reinas, con comida deliciosa y nos consiguieron que dos señores nos llevaran hasta la Ciudad de Panamá muy amablemente.

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Isla Colón, Bocas del Toro

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A las 8:00p.m. Arrancó el bus desde la Terminal de Albrook hacia Bocas del Toro, 10 horas de viaje frías y congeladas solo acompañada por un abrigo y mis propias ideas. Lo que me complacía era pensar que en pocas horas verí­a a mamá, después de varios meses; ella es profesora de difícil acceso.

Trate de dormir, pero con el frío incesante me fue imposible, me dedique a mirar las estrellas y en tiempos, cerraba los ojos. En un momento el bus empezó a hacer que cabeceara, daba seguidos frenazos, lo que hizo que me despertara completamente y prestara atención.

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A las 6 casi en punto llegué a Almirante, seguí­ las indicaciones de mi mamá y tome un taxi donde me dejó el bus diciéndole que me llevara a Bocas Marine: una de las piqueras de taxis – lanchas.

Allí­ vi que dos de mis acompañantes extranjeros del bus iban también para Isla Colón y se unieron a mi, pensando que yo sabía más que ellos.

El cielo era rosado viejo, a lo lejos, se veían caseríos, aves marinas, el agua mojaba mis maletas y mi rostro, en la lancha también iban personas a trabajar, con saco y corbata, igual que en cualquier autobús de la ciudad.

Al llegar me despedí­ de mis compañeros canadienses y seguí­ mi camino, llame a mi mamá y ella estaba a la vuelta. Le di un gran abrazo y entonces admiré la belleza del lugar.

Hoteles, hoteles, hoteles, supermercados pintorescos, edificios públicos incrustados en el mar, el agua verde esmeralda, al fondo de donde me dejo la lancha, se veían las estrellas de mar y peces coloridos.

Desayuné en una fonda de las pocas que quedan en la isla, y fuimos a la residencia. Mi mamá se fue a trabajar y yo descansé del viaje hasta cuando ella regresase.

Salimos a dar una vuelta por el pueblo, ella me mostró los lugares de interés: la iglesia, restaurantes, bares, pizzerías, heladerías, el Banco Nacional, más bonito que algunos en la ciudad de Panamá. Fuimos al antiguo muelle donde vi un ferry por primera vez en mi vida: llevaba basura, cajetas de comida, bajaban carros, etc.

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Ciertamente pude notar la presencia extranjera en el lugar y podría asegurar que habían muchos mas forasteros que panameños. Entré a un supermercado y fue entonces que recordé la fama que tiene la isla de ser cara. La botellita me salió nada mas y nada menos que en 1.50 USD. (2008) No quise imaginar a cuanto estaba en los restaurantes.

Caminé hasta la piquera de taxis marinos y me senté un rato comiéndome un helado mientras leía y mi mamá ya había regresado a la residencia, algún extranjero se sentó a mi lado y me hizo conversa, en Isla Colón todo el mundo es amigo. Después llego un nativo y entabló conversación con el extranjero y la verdad es que no pude entender nada, cortésmente le pregunte de donde nació su idioma y el me contó que el Guari Guari no tiene estatus de lengua oficial, solo se habla en Bocas del Toro y es una lengua hibrida entre el inglés y el español con elementos de la lengua de los indígenas Ngäbe Buglé.

En Isla Colón puedes ver desde gallinas y perros correteando en calles sin pavimentar, hasta cajeros automáticos y tiendas de artículos para el surf, en cada esquina.

Ese día conocí el centro de la Isla, un lugar tranquilo. Ya en la noche me fui al bar Wari Wari a tomarme algo y disfrutar del paisaje y el pasar de las personas.

Al día siguiente me quedé en casa, caminé por el pueblo. Andaba sola así­ que no me atreví­ a llegar muy lejos; pero el siguiente día no soporte y tomé un bus y me fui a dar un paseo por la Playa de Boca de Drago. En el camino, vi las casas de los indígenas, abandonadas en la miseria y llenas de niños con caras mustias. Del bus se bajaron unos 10 indígenas que iban a trabajar en los diferentes sitios turísticos de la isla.

Los autobuses se toman en el parque central y demora alrededor de una hora llegar a Boca del Drago.

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Después de pasar por una carretera que bordea la isla, llegué a Boca de Drago. Es el punto del archipiélago más cercano a tierra firme, con varias pequeñas playas y senderos arbolados. Cuando Cristobal Colón arribó a Panamá desde Costa Rica, el primer lugar que visitó fue Bocas del Drago, entrando por la que hoy es conocida como la Bahía de Almirante, por el canal que separa isla Colón de tierra firme.

Este lugar se aprovecha al máximo, es una de esas playas en donde ves el fondo de lo lejos, color verdoso claro, en donde los destellos del sol te hacen ver aún más sereno el océano, arena dorada, arrecifes donde poder disfrutar del snorkel o el buceo, y un lindo restaurante donde poder disfrutar de platos caribeños.

­Llegaron varios tours en lanchas de las cuales se bajaban extranjeros a la playa y se ubicaban a tomar el sol o a leer, vi a muy pocos bañarse.

El hospedaje en la isla es simple y natural. El Énfasis está en la naturaleza y la vida en concordia con la tierra. La comida es sencilla, pero abundante y la vida nocturna es relajada y generalmente consiste en mirar la puesta del sol y disfrutar de una cena sustancial o tomarte algunos tragos en los bares de surfers.

Bocas del Toro no es para todo el mundo. La gente amante de resorts sin duda se aburrirá de la vida nocturna tranquila y los hoteles sin servicios extra. Aunque ya hay discotecas donde los excesos son la orden del día.
Sin embargo, si está buscando algo diferente, un lugar que ofrece belleza natural, un estilo de vida serena y cortes, vida salvaje y deportes acuáticos sensacionales. Bocas podría ser ese lugar para ti.

Ya de regreso a la ciudad, salimos mamá y yo a eso de las 3 de la tarde de la isla, a esa hora no hay buses que vayan directo a la ciudad, así­ que un señor muy amable se ofreció a llevarnos hasta David, Chiriquí­, un viaje de mas o menos 4 horas, repleto de bellos paisajes, precipicios por los cuales comprendí los frenazos del bus cuatro noches antes. La carretera hacia Bocas del Toro estaba llena de derrumbes y calles por la mitad, tubos inmensos fuera de lugar.

El bosque en la carretera es hermoso y tupido, grandes elevaciones de cerros, hermosos ríos y claro está, la razón es que pasábamos por la Cordillera Central. En el camino también está la Represa Fortuna donde se puede disfrutar del bello paisaje. Llegamos a David y tomamos un bus a la ciudad.

Ascenso al Cerro India Dormida

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El cerro la India dormida tiene un aproximado de 860 a 900 m.s.n.m.

Iniciamos en ascenso por el sendero de la Piedra Pintada, al llegar a éste lugar se nos abalanzaron diferentes niños del lugar que ofrecían cuidar el carro o hacer de guías hasta la cúspide del cerro. Optamos por irnosm con un niño de nombre Dorindo de unos 10 años de edad que llevaba unos sacos llenos de mangos. Ofrecí mi ayuda para cargar los sacos pero al llegar a la piedra ya estaba cansada, podí­a pesar unas 25 libras. Nos turnamos Alain y yo para ayudar al niño hasta que el vió un familiar y se lo entregó.

Caminamos en medio del paisaje boscoso, pasamos por las laderas de varios chorros como Los Escondidos, el de Los Enamorados y el Salto del Sapo.

Dorindo iba delante de nosotros saltando sobre las piedras, agarrando algunas y tirándolas en los chorros, trepándose en los árboles; llevaba jeans, una gorra y zapatos escolares. Algunas partes estaban resbalosas e hicieron que casi cayéramos.

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Llegamos a La Piedra del Sapo. Una señora vení­a bajando con los zapatos en la mano, su bolso en otra, vestida para trabajar. Dorindo en vez de seguir recto, tomo una trillo a mano izquierda y nos dijo que apenas estábamos en la mitad del camino; le pedimos disculpas por no poder ir a su ritmo y fue entonces cuando empezó a contarnos que él vive detrás del cerro y que camina este sendero todos los días para ir al colegio y regresar a su casa, así como la señora que vení­a bajando, camina todos los días desde detrás de la montaña hasta llegar al pueblo a trabajar.

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Subimos una loma de tierra muy empinada y ya faltaba poco, 5 minutos más y ya estábamos en medio de piedras sueltas y al frente del cráter del volcán extinto del Valle de Antón. Una hermosa y gratificante vista. Dorindo nos dijo que allá aparecían los duendes en el atardecer y que no debíamos demorarnos mucho en la cima.

Estuvimos disfrutando del sol, tomando algunas fotos, almorzando algún trozo de dulce y conversando, me atreví a preguntarle a Dorindo la peligrosidad de los otros cerros y me dijo que “el Cerro Gaital tiene leyenda de ser muy peligroso y que es el culpable de muchas mordidas de serpientes.”

Nos contó la historia de la India Dormida de la cual hay varias versiones: “Una india de nombre Piria, hija del cacique, esposa del Sol y protectora del astro y la llama de la vida, de la que estaba enamorado el guerrero Montevil, el cual le pide que sean amantes a lo que ella le dice que es la esposa del Sol y que su cuerpo y alma le pertenecí­an al astro y si él se acercaba se mataría. Al estar enamorado, el guerrero no comía, ni dormí­a pensando cómo acercarse a la joven, se le ocurrió la idea de ser cacique para tener el poder dentro de la tribu y lograr conseguir el amor de Piria. El padre de la joven estaba muy viejo y la tribu escogió a Montevil como su nuevo cacique. Éste para ganarse el amor de Piria realizó grandes donaciones al templo. Como la india continuaba rechazándole, Montevil mandó cortar la cabeza de su padre. Una mañana mientras ella lloraba la muerte de su padre, el indio Montevil se le acercó con intensiones de violarla. Ella perturbada corrió y cayó cansada a  la orilla de un acantilado. Cuando él se acercó vio como los rayos solares iluminaban el cuerpo de la india hasta convertirla en piedra, transformándola en un grupo de montañas. Al ver esto, el indio se desmayó, escuchándose un ruido como el que hace el agua cuando corre. El sol lo convirtió en ruido de agua fluyendo para que continúe sufriendo por el amor que nunca logró conseguir, por haber querido ser dueño de una de sus esposas.”

Existen otras versiones e incluso una novela, ya que esta montaña ha sido la inspiración de poetas y escritores.

Alguna otra historia cuenta que “Una bella doncella indí­gena hija del cacique Urracá, llamada Flor del Aire, se enamoró de un soldado español, de los que conquistaron la región. Su enamorado indígena, un fuerte y agresivo guerrero llamado Yaravá­, al ver que ella no le correspondía por culpa del español, se suicidó frente a ella y su pueblo. Entonces ella decide olvidar a su enamorado español para no traicionar a su gente y se dedica a vagar por los alrededores llorando su amargo destino, y así­ muere, mirando el cielo en la cima de las montañas e inmortalizando su sentimiento. Queda la silueta grabada como gran símbolo de su verdadero amor.”


En otra ocasión decidimos subir la India Dormida por los pies, es decir por el final y bajar por la cabellera, es decir los chorros y la Piedra Pintada.

Caminamos desde La Cruz, que está cerca de Altos de la Estancia, a simple vista resultaba un sendero no marcado y muy empinado, con una dificultad alta a causa de los precipicios con los que nos encontramos casi de inmediato, pero al aligerar el paso pudimos constatar que más adelante el camino estaba homogéneo y permití­a seguir sin más problemas.

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Nos encontramos en las pantorrillas del cerro y ya estuvimos disfrutando de magní­ficas vistas del cráter del Valle de Antón. Bajo un sol trepidante seguimos el camino y luego de casi una hora, nos encontramos en la cintura u ombligo de la India Flor de Aire.

Evelin se nos unió esta vez, casi acabadita de llegar del Norte y para ella fue un toque difícil regresar al hiking, pero la emoción, combinados con los lazos fuertes de amistad y el regalo tan grande que la Naturaleza nos entregaba, la hizo llegar sin problemas al final de la jornada.

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Evelin y Rey subiendo por las piernas de La India.

En el camino nos topamos con unos chicos que habían subido por los lados de la comunidad del Hato es decir por “la cintura” de la India.

Nos desviamos un poco del camino y pasamos muy cerca de una cruz de madera en lo alto del cerro, en una parte que da con las comunidades que están detrás de la India Dormida. Luego de eso vino una bajada muy empinada que bajamos con todas las medidas de seguridad en mente y buscando la forma más adecuada, decidimos hacerlo por la parte derecha con mucho cuidado, luego escalamos y llegamos a la garganta de la India.

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Cerca de la Cruz de la comunidad trasera al cerro.

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Mariel por las pantorrillas de La India Dormida.

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Cráter casi completo del Valle de Antón.

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Cascada Los Enamorados.

Divisamos la cabeza y en minutos estábamos ahí­. Nos tomó 3 horas hacer el recorrido desde Altos de la Estancia hasta el Chorro los Enamorados de la Piedra Pintada, en donde terminamos dándonos un delicioso baño mientras los rayos del Sol caían, como acto de magia o regalo de Madre Natura.

El Cerro La India Dormida es uno de esos en los que no solo disfrutas el final, si no su recorrido, lleno de mitos, en donde no sabes si en cualquier momento te puede aparecer un duende o un elfo, y quien sabe si hasta el indio que cuida el tesoro de la Piedra Pintada, sus chorros están estratégicamente dispuestos a lo largo del camino, en un recorrido que puedes escoger: tres opciones para subir o bajar, el tiempo que quieres demorar y la vista que quieres disfrutar.

Tiempo:

  • Por La Piedra Pintada, en buenas condiciones fí­sicas, puede tomarte una hora y media hacer el ascenso, casi lo mismo de bajada.
  • Por La Cruz de Alto de La Estancia, toma de tres horas a tres horas y media dependiendo de tus condiciones físicas; deberás tener especial cuidado en los precipicios, importante llevar zapatillas adecuadas, nada de “converse” ni “crocs”.

Una excelente actitud, llevar gorra y tener muchísimo cuidado si empieza a llover, en ese caso, No suba por favor.

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