Hace poco nos dimos una vuelta por el Parque Nacional General de División Omar Torrijos Herrera (PNGDOTH) ubicado en las tierras altas de la Cordillera Central, en el distrito de la Pintada, comunidad del Copé en la provincia de Coclé. La entrada hacia este parque nacional se ubica unos minutos después de pasar por Penonomé, antes de llegar al Caño, entrando por la comunidad de la Candelaria.
Este parque nacional fue creado mediante Decreto Ejecutivo Número 18 del 31 de julio de 1986 y está incluido dentro del SINAP (Sistema Nacional de áreas Protegidas) para preservar la gran diversidad biológica de la región central panameña o Cordillera Central. El Parque lleva el nombre del General Omar Torrijos ya que dentro del mismo se encuentra el Cerro Marta, en cual se estrelló la avioneta en el accidente que ocasionó la muerte del General. Se encuentra dentro del Corredor Biológico Mesoamericano.
Se llega a través de la carretera que parte de la vÃa interamericana (km 167) en la entrada de la comunidad de la Candelaria, arribando a la comunidad de El Copé. Este recorrido tiene unos 28 km. Luego se toma al norte para llegar a la población de Barrigón. De esta comunidad parte un camino empedrado de 5 km que asciende hasta el cerro el Calvario, dentro del parque, solo para autos 4×4.

Los buses solo llegan al Chorro las Yayas, enclavado en las faldas del parque. Pero es fácil contactar con los taxis 4×4. Generalmente por un costo aprox de 20$ el viaje.
La temperatura es muy agradable entre 18 y 29 grados.
Cubre una extensión de 25,275 hectáreas y dentro de sus lÃmites se encuentran siete comunidades: El Potroso, Las Peñitas, El Tigre, La Rica, El Guabal, RÃo Blanco y Caño Sucio. En sus alrededores se encuentran los poblados de El Copé, Barrigón, La Junta, Cerro Hueco, Belencillo, Aguas Blancas, Bateales y Palmarazo.

Protege las cabeceras de los rÃos más importantes de la región coclesana: rÃo San Juan, el rÃo Belén y el Concepción en la vertiente caribeña; y el rÃo Grande, el rÃo Marta y el rÃo Nombre de Dios en la vertiente del PacÃfico. En su territorio sobresalen los cerros Negro (1408 metros), Peña Blanca (1314 metros), Blanco (1192 metros) y Cerro Marta (1046 metros).
En el año de 1986 la superficie del parque era de seis mil hectáreas, sin embargo, la misma fue ampliada según criterios ecológicos en el año de 1996 a 25,275 hectáreas, con el propósito de incorporar tierras que requerÃan su conservación y protección.

Al llegar a el Copé vimos una primera entrada hacia el Cerro Marta, seguimos y encontramos otra entrada directo al parque. Fue un recorrido de media hora hasta llegar al Centro de Visitantes. Pasamos por la comunidad de Barrigón, también por la entrada del Chorro las Yayas, incluso pasamos sobre un riachuelo y unos minutos después estábamos en la oficina de control y monitoreo ambiental de Anam, en la cual no habÃa nadie y nos tomamos el beneplácito de seguir, algo un poco extraño pues en este puesto laboran dos guarda parques por turno y es donde debe hacerse el pago de la entrada.

La vista era impresionante, se veÃa lo recorrido desde la carretera Interamericana, vastas montañas, un paisaje increÃble en donde se puede apreciar casi todo el Copé y el Océano PacÃfico.
Minutos después nos topamos con el responsable de Anam y nos dio el permiso de seguir, nos explicó de dejar el auto en el centro de visitantes en caso de subir al Cerro el Calvario.

Hicimos lo establecido y empezamos la caminata hacia El Calvario, que bien tiene su nombre pues subÃamos y subÃamos, nos demoramos aproximadamente 30 minutos hasta llegar a la cima. En el camino pudimos disfrutar de la diversidad de flora del parque. El cerro se encuentra a 912 metros sobre el nivel del mar y es unos de los pocos sitios donde en dÃas claros se pueden observar los dos mares, y efectivamente tuvimos la dicha de ver el Mar Caribe y el Océano PacÃfico. Ya que el sol era incandescente y radiante.


Fue impresionante ver la majestuosidad del Cerro Marta, en el cual cayó la avioneta en donde murió el general Omar Torrijos, motivo por el cual el parque lleva su nombre. A lo lejos vislumbramos las comunidades de Coclesito, San Juan de Turbe, Boca de Toabre incluso Coclé del Norte; todo esto confirmado por un profesor de geografÃa que guiaba estudiantes de Penonomé y con quien tuvimos el placer de conversar en la cima del cerro Calvario.
En la parte más elevada del parque como en el cerro Marta y el Calvario, se desarrollan bosques pluviales montanos bajos y a medida que se desciende están los bosques pluviales y húmedos premontano, y los muy húmedos tropicales.

Se cree que de las 2 mil 604 especies de plantas y 552 especies de vertebrados terrestres que se encuentran en la provincia, la mayorÃa tiene presencia en el parque. Existe también una gran diversidad de especies endémicas o propias de estos bosques, unas 60 muestras han sido recolectadas dentro de la zona montañosa. Según los estudios cientÃficos, el área se originó por la alternancia de las actividades volcánicas y sedimentarias que caracterizaron la formación del istmo de Panamá.

Se observan exuberantes helechos arbóreos, palmas, enormes árboles como el guayacán y jacaranda, musgos, muchas orquÃdeas, bromelias, heliconias, anturios, algunas plantas endémicas como la selaginelas, scheffleras, la emblemática Monolena glabra y el árbol copé, nativo del parque y por el cual lleva su nombre.


También posee la planta carnÃvora (Drossera capillaris) caracterÃstica de los suelos pobres en nutrientes, y un sinnúmero de otras plantas endémicas del lugar. En el parque se encuentra la única zamia epifita en el mundo, la cual crece sobre árboles y sus hojas asemejan a la de una palma.

Solo en aves se pueden observar aproximadamente 350 especies diferentes, el colibràpico de hoz, por su diseminada presencia, ha sido escogido como ave sÃmbolo del parque. El Ave Sombrilla (Cephalopterus glabricollis) que según la actualización de la Lista Roja de la UICN de Especies Amenazadas, de su estatus de ‘Vulnerable’ pasó a estar ‘En Peligro’; anualmente los observadores de aves se dirigen a este parque en busca de poderse encontrar con esta ave e incluirla en su lista de “lifebirds”.
Entre su flora sobresalen las epifitas; también los legendarios y vetustos helechos arbóreos, que son conocidos como verdaderos fósiles vivientes. El parque debe ser un modelo de conservación porque hay referencia de la vida animal y vegetal que no existe en ningún otro sitio del mundo.
Al bajar del Calvario, toqué alguna planta con pelos urticantes y se me metieron en los dedos; después de sacarlos seguimos caminando y fuimos a conocer el centro de visitantes en donde pagamos el ingreso al parque. El centro de visitantes es genial, tiene basta información, un pequeño mirador, algunas sillas y mesas, un patio perfecto para acampar y del mismo centro de visitantes se empiezan los famosos senderos del parque hechos por la Anam.


Sin duda nos fuimos a recorrerlos, encontramos varios senderos: Sendero de la Rana de 2km que puede ser extenuante para una persona con malas condiciones fÃsicas; el Sendero los Helechos de 800 metros es el más accesible para todo tipo de personas incluyendo niños, El Sendero del Cuerpo de Paz es el más largo y el que requiere de mejores condiciones fÃsicas ya que consta de dos horas de caminata.
Existen otros atractivos cercanos como las cascadas Tife Alto y Tife Bajo, entre muchas otras enclavadas en los alrededores del parque, pero que requieren de una logÃstica que incluye excelentes condiciones fÃsicas, pues al menos para Tife se caminan más de 30km.




En el parque tenemos un buen amigo, el guardaparque Andrés con quien nos hemos sentado a conversar por horas sobre las vicisitudes que conlleva trabajar en un parque nacional. hay personas que se han desviado de los caminos y han ido a parar caminando a comunidades como La Rica, a varios kilómetros del parque. Cuando visites este parque, si no te sientes seguro, pidas a un guardaparque que te acompañe, y si vas de gira cientÃfica y te vas a demorar más, también avisar para que estén conscientes de que demoras, ya que el mismo es grande. Recuerda no alejarse de los senderos que ya están marcados.
Personalmente hemos tenido la dicha de ver un jaguarundi detrás de la cabaña, también zarigüeya gris, ardillas enanas (Microsciurus sp).
Nos retiramos del centro de visitantes y fuimos directo al Chorro las Yayas a relajarnos bajo sus frÃas aguas.
Como leen y ven, el Parque Nacional Omar Torrijos posee todo en un solo lugar, es un sitio excepcional, lleno de vida silvestre, muy bien conservado, y esperando ser visitado.