Escrito de Luisita Aguilera P.
Chigoré, el guapo y bizarro hijo de Turega, señor cuyo caserÃo se levantaba en el cerro cercano a los territorios de Penonomé, se sentÃa preso de una gran inquietud. Tal dÃa Ãl y su padre irÃan hasta la villa de aquel cacique a hacerle una petición de la que dependÃa su dicha o su desgracia.
El joven estaba enamorado con todas las potencias y sentidos de ZaratÃÂ, la linda hija de Penonomé y deseaba hacerla su esposa.

Una tarde en que, según su costumbre se hallaba en el rÃo que circundaba el caserÃo del padre de su amada, vio a ésta por primera vez. Venia conversando con otras compañeras de igual edad y condición. Más, entre todas, ella se destacaba por el encanto de su rostro y la gracia y dignidad de sus maneras. Seguir leyendo ZaratÃ